lunes, 14 de septiembre de 2009

La burbuja del futbol: becerros de oro y de carne y hueso


Los que me conocen saben que no soy muy futbolera y que no entiendo gran cosa del deporte rey. Por eso he asistido atónita este año a la mareante marea de fichajes estratosféricos. Pero, como yo no entiendo de eso, pues abro los ojos como platos y paso a otra cosa. Pero, tras este fin de semana he de hablarles de futbol por dos razones.


La primera, tiene que ver con una entrevista de La Voz de Galicia a Antonio Garrigues Walker en el periódico del sábado. Siempre es interesante leer las reflexiones de determinadas personas y el Sr. Garrigues Walker es una de ellas. Por eso me sentí reconfortada cuando el Sr. Garrigues explicaba que ahora existe una bubuja futbolística. De modo que no soy la única que piensa que a los ases del balón se les pagan cantidades astronómicas sin tener muy claro por qué? Bueno sí, porque se podrán revender (que duro se me hace hablar de venta refiriéndome a seres humanos, aunque algunos los consideren dioses) a precios mayores. Pero ¿qué ocurrirá cuando la reventa no sea posible? ¿Cuándo alguien rompa la rueda negándose a pagar esas cifras tremendas? Tal vez el Juventut pueda explicar algo sobre el tema que, con el caso de Ricky Rubio algo deben saber. Me apunto a la teoría del Sr. Garrigues y me temo que tenemos una burbuja futbolística delante de nosotros.


Dice también el Sr. Garrigues que vivimos una especie de fiebre del becerro de oro. Lo que importa es el dinero puro y duro y hacerse rico rápida y fácilmente, sin pararnos a tener en cuenta otras consideraciones. El esfuerzo, el trabajo continuado, la satisfación íntima y personal por el trabajo bien hecho, el disfrutar con los amigos, la familia etc. son valores démodés en la mayor parte de esta sociedad. Y sin embargo son valores importantísimos de cara a evitar desequilibrios emocionales, depresiones, desarraigos e infelicidad. Cuestiones estas que no solo contribuyen a hacer más placentera y fácil la exisencia humana (que es lo más relevante) sino que también evitan muchos gastos (sanitarios, psicológicos, laborales ...).No obstante, pienso que volveremos a tener en cuenta estos valores (y aquí copio de nuevo el optimismo del Sr. garrigues) . De hecho, incluso hoy en día existen excepciones, personas que Vd. y yo conocemos que mantienen un comportamiento ético ejemplar, que llevan una vida equilibrada y para las cuales el dinero no lo es todo, se trata más bien de un medio que les permite alcanzar otros fines. Por cierto ¿a qué tienen la impresión de que estas personas son más felices y libres que las que anteponen el dinero a todo?


Hay una segunda razón para que hoy les hable de futbol. Ayer acudí a un estadio de primera división como espectadora de un encuentro. Como el juego me interesa relativamente me dediqué más a observar al personal que poblaba las gradas que al que corría por el cesped. En un momento dado el equipo de casa marcó un gol que le dio la victoria en el encuentro. De repente me asusté. Toda la grada comenzó a extender los brazos y a doblar el tronco en un gesto a caballo entre el saludo japonés y el rezo musulmán. Sorprendida pregunté a la persona que tenía a mi izquierda "¿Qué hacen?" Se rió y me dijo "Muestran su adoración por el jugador que ha metido el gol". No pude poner uno ojos más grandes. Un señor al que pagan (y bien, por lo que pude enterarme) por meter goles, marca un gol y por eso merece adoración. Yo misma me expresé alegría al ver el tanto (ver la culminación de una jugada intentada en repetidas ocasiones, independientemente de quien la realice ya produce satisfación) pero de eso a hacer un sino de adoración... Me acordé de Garrigues y su becerro de oro. Aquí el becerro (en sentido fgurado, no se me vaya a ofender el futbolista) es de carne y hueso. Seguí mirando a la grada y me sorprendí con la cantiad de adolescentes que había. Bueno es que se interesen por el deporte, pensé. Luego enlacé de nuevo con el Sr. Garrigues y pensé que, formados desde jovencitos en la cultura de la adoración a lo terrenal es fácil trastocar el becerro de carne y hueso en becerro de oro.

Buen día

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