lunes, 19 de diciembre de 2016
Black Friday y la cuestión de la (des)confianza
jueves, 10 de noviembre de 2016
Internet ¿Ventana abierta al mundo o ventana con rejas que nos separa de él?
Hay una anécdota que permanece en mi memoria
con mucho realismo. Hace unos doce años, estaba mostrando a un anciano las
ventajas que ofrecía internet y cómo a través de sus buscadores podía uno
asomarse a cualquier lugar del mundo. A realidades, lugares e ideas muy
diferentes de las propias. Recuerdo que aquel anciano me pidió que buscase
información sobre su pueblo. Pensé que era una forma de verificar la calidad de
la información ofrecida haciendo un "chequeo" con una realidad que
conocía muy bien. Pero... con los años
he pensado bien podía tratarse de otra cuestión, de que realmente lo que le
interesaba a este anciano era lo próximo.
Esta anécdota ha vuelto a mi memoria a raíz de
las elecciones americanas y la incapacidad de las encuestas para prever el
resultado. Y es que, como dijo recientemente la canciller Angela Merkel en
Munich, la tecnología de los buscadores está generando mundos mentales cada vez
más pequeños. Intentaré explicarme. Los algoritmos que usan las páginas que
ofrecen noticias tratan de adaptar la oferta lo más posible a la demanda.
Bucean en nuestras búsquedas, amistades, las páginas visitadas y nos ofrecen
contenido alineado y acorde con lo que descubren en nuestra vida cibernética. Cuantos
más datos tienen, más pueden ajustar la oferta, no ya a las opiniones que
damos, sino a nuestro verdadero comportamiento on line. Con ello, más que
abrirnos al mundo amplio presente en la red, lo que tenemos es una especie de
caja de resonancia de nuestro propio yo. Terminaremos recibiendo solo noticias
que se ajusten a nuestros gustos, opiniones, pareceres, ideas... prejuicios. En
lugar de asomarnos a la gran plaza común en la que podemos acercarnos a
realidades muy diferentes, conversaciones, interpretaciones y estilos de vida
distintos, terminaremos viendo sólo réplicas de nuestras propias opiniones. Eso
sí, esos clones "mentales" de nosotros mismos pueden venir de lugares
muy distantes. Todo ello puede
conllevar que tengamos una perspectiva
muy limitada del mundo que nos rodea y que tendamos a pensar que todo el orbe
es así. Terreno éste abonado para movimientos populistas que entrañan no cierto
riesgo.
Y algo de esto puede haber pasado con las
predicciones respecto a las elecciones americanas. Estudiosos, especialistas y
en general las élites intelectuales del mundo fueron incapaces de predecir el
triunfo de Trump. Quizás se estaban alimentando de la información que les
llegaba filtrada por el tamiz de su propia personalidad y sus gustos y sin
tener en cuenta realidades de personas
diferentes. Personas que en muchos casos no tienen a su disposición los
altavoces de las redes sociales, los medios de comunicación, las tertulias pero
que pagan sus impuestos, tienen opinión (tan válida como la de cualquiera) y
votan.
Por eso la canciller Merkel ha pedido a las
empresas tecnológicas que mejoren la transparencia sobre la construcción de los
algoritmos para que los usuarios seamos conscientes de que la visión que nos
ofrecen del mundo que nos rodea es limitada y sesgada. Si no tenemos en cuenta estos elementos,
podemos pensar que nos estamos asomando a una ventana enorme cuando en realidad
sólo estamos en un patio diminuto que, además, y por el efecto de los charcos, nos devuelve una imagen (a veces
distorsionada) de nosotros mismos.
lunes, 3 de octubre de 2016
El gráfico del elefante
Ultimamente parece que los referendum voluntarios están de moda. Y... aún están más de moda los resultados insospechados. Primero el Brexit y ahora el referendum en Colombia, ambos voluntarios, han dejado con los resultados arrojados estupefactos a quienes los convocaron y... a la sociedad en general.
Mucho se ha escrito del Brexit y las causas por las que una buena parte de la población británica ha mostrado su descontento mediante un resultado que nadie esperaba ni quería esperar. Indagando entre las causas, merece la pena prestar atención al llamado Gráfico del Elefante. El gráfico aparición por primera vez en un informe del Banco Mundial en 2012. El gráfico muestra que segmentos de la población mundial vieron subir (y en qué porcentaje) sus ingresos entre 1988 y 2008.
El gráfico debe su nombre a que recuerda a un elefante elevando su trompa y muestra como en el período analizado los percentiles de población con ingresos más bajos vieron aumentar sus ingresos de forma notable. Son personas fundamentalmente de países en vías de desarrollo. Por el contrario las clases medias de los países ricos son los que menos se beneficiaron de la fase más intensa de globalización que ha vivido nuestro planeta hasta la fecha. Esos americanos, europeos y japoneses de clase media-baja han visto decaer su nivel de vida. La globalización no parece haberles traído beneficios en el terreno económico. Su percepción empeora, además porque ven como los habitantes más ricos de sus sociedades, aquéllos en el percentil 85 y superiores, han visto sin embargo como sus ingresos crecían hasta un 60%. Estas clases medias, se han sentido los perdedores de todo este proceso y expresan su frustración con los medios a su alcance. El resultado del referendum británico bien pudiera ser la expresión de esta frustración.
La globalización, que, según todos los datos ha reducido las desigualdades entre países pero las ha acrecentado dentro de cada país, ha sido beneficiosa para los más pobres del mundo (fundamentalmente habitantes de países en vías de desarrollo) y para los extra ricos (los multimillonarios del famoso 1%). Ahora bien, para buena parte de la clase media de los países desarrollados, la globalización ha traído consigo pérdida de status y de nivel de vida. Por ello no sería extraño ver en el futuro episodios de rechazo a la globalización y lo que ésta conlleva: libertad de movimiento de personas (inmigración), libertad de circulación de mercancías y demás. ¿será que después de todo el camino andado, lo que nos espera ahora es un distanciamiento de la globalización y una vuelta a políticas más proteccionistas y cerradas? Tal vez, las elecciones americanas nos den alguna pista sobre el asunto.
Mucho se ha escrito del Brexit y las causas por las que una buena parte de la población británica ha mostrado su descontento mediante un resultado que nadie esperaba ni quería esperar. Indagando entre las causas, merece la pena prestar atención al llamado Gráfico del Elefante. El gráfico aparición por primera vez en un informe del Banco Mundial en 2012. El gráfico muestra que segmentos de la población mundial vieron subir (y en qué porcentaje) sus ingresos entre 1988 y 2008.
El gráfico debe su nombre a que recuerda a un elefante elevando su trompa y muestra como en el período analizado los percentiles de población con ingresos más bajos vieron aumentar sus ingresos de forma notable. Son personas fundamentalmente de países en vías de desarrollo. Por el contrario las clases medias de los países ricos son los que menos se beneficiaron de la fase más intensa de globalización que ha vivido nuestro planeta hasta la fecha. Esos americanos, europeos y japoneses de clase media-baja han visto decaer su nivel de vida. La globalización no parece haberles traído beneficios en el terreno económico. Su percepción empeora, además porque ven como los habitantes más ricos de sus sociedades, aquéllos en el percentil 85 y superiores, han visto sin embargo como sus ingresos crecían hasta un 60%. Estas clases medias, se han sentido los perdedores de todo este proceso y expresan su frustración con los medios a su alcance. El resultado del referendum británico bien pudiera ser la expresión de esta frustración.
La globalización, que, según todos los datos ha reducido las desigualdades entre países pero las ha acrecentado dentro de cada país, ha sido beneficiosa para los más pobres del mundo (fundamentalmente habitantes de países en vías de desarrollo) y para los extra ricos (los multimillonarios del famoso 1%). Ahora bien, para buena parte de la clase media de los países desarrollados, la globalización ha traído consigo pérdida de status y de nivel de vida. Por ello no sería extraño ver en el futuro episodios de rechazo a la globalización y lo que ésta conlleva: libertad de movimiento de personas (inmigración), libertad de circulación de mercancías y demás. ¿será que después de todo el camino andado, lo que nos espera ahora es un distanciamiento de la globalización y una vuelta a políticas más proteccionistas y cerradas? Tal vez, las elecciones americanas nos den alguna pista sobre el asunto.
jueves, 8 de septiembre de 2016
Uber, ¿aliado del pequeño comercio?
Uber es una de las empresas que aprovecha la tendencia hacia la economía colaborativa, y, a la vez aumenta el impacto y alcance de ésta. Para las nuevas generaciones el disfrutar es más importante que el tener. Muchos jóvenes ( y no tan jóvenes) prefieren pagar sólo por lo que usan y no tienen interés alguno en poseer un coche, hasta hace poco un bien útil y también, en muchos casos, un símbolo de status. Poseer un coche, aparte de conllevar un desembolso económico inicial importante, acarrea otros desembolsos económicos (seguros, reparaciones) y tareas que para algunos pueden resultar engorrosas (buscar un lugar donde aparcarlo, temor a que sea deteriorado o robado, etc.). Buena parte del éxito de Uber se debe a esta tendencia hacia la economía colaborativa. A ello se unen la facilidad de pago (no es necesario llevar dinero o tarjetas de crédito encima, sólo el móvil), la abundancia de vehículos, y los precios bajos.
Los bajos precios (a pesar de que pueden contrariar a los conductores de Uber) son muy agradecidos por los usuarios. De hecho, según estimaciones de Deutsche Bank, en las 20 ciudades metropolitanas más importantes de América, el coste por kilómetro de usar Uber es inferior al de usar el propio vehículo.
Y... hablando de tendencias. En los últimos años en algunas ciudades de España hemos visto como la proliferación de grandes superficies ha dejado los centros de las ciudades despoblados y sus locales comerciales vacíos. La gente prefiere acudir a hacer sus compras y a disfrutar de su ocio (muchos centros incluyen cines, restaurantes y otros lugares de hostelería) a los centros comerciales de la periferia. La dificultad y carestía de encontrar aparcamiento en el centro de las ciudades (mientras que en los centros comerciales imperan los parkings gratuitos) es la razón aducida en muchos casos. Esta tendencia, no obstante, comienza a revertir en algunos países de Europa. Uber y otras empresas similares podrían ayudar a que los centros de las ciudades volviesen a llenarse. Si resulta fácil y barato encontrar un transporte que nos lleve al punto exacto que
queremos y, si el aparcamiento deja de ser una preocupación, los consumidores pueden volver a encontrar atractivo hacer sus compras y disfrutar de su ocio en las calles céntricas y en los pequeños comercios que las pueblan. Mientras que los fabricantes de automóviles (aparte de los taxistas) pueden ser los grandes perjudicados (si más gente entiende que no le compensa poseer un coche sino alquilar los servicios que precisa, se venderán menos automóviles) por Uber, los pequeños comerciantes que con sus tiendas dan variedad, colorido, sabor y un ambiente único y distinto al centro de cada ciudad, pueden tener en ésta y otras empresas del transporte colaborativo un aliado que facilite el acercamiento de los consumidores a sus locales. Quien sabe. De todos modos, al ritmo que va la compañía, en breve tendremos respuesta.
viernes, 10 de junio de 2016
La orografía y el carácter: Galitzia y Galicia
Siempre me ha
fascinado intentar entender cómo distintas circunstancia condicionan el
carácter de las personas. Las experiencias vitales, las personas que nos rodean
(especialmente en nuestros primeros años) y la forma en cómo nos perciben
moldean nuestro carácter. También el paisaje tiene su importancia. Se dice que
el cerco que imponen las montañas en los valles de Galicia configura una
personalidad diferente a la que tienen las personas de la Meseta habituadas a
horizontes despejados, amplios y donde el horizonte parece no tener fin.
Recientemente estuve en Centroeuropea, concretamente en Polonia que tiene una región llamada Galitzia. Galitzia es verde y tiene árboles como Galicia, pero en la orografía es muy distinta. Allí el paisaje es plano, horizontal,
verde y ordenado. Y… esto quizá pueda explicar ciertos rasgos de la
personalidad colectiva. Polonia es un país llano, fértil y próspero, denominado
el granero de Europa. Objeto de deseo como proveedor de materias primas y
alimentos para distintas potencias, ha sido invadido en diversas ocasiones. Los
polacos dicen que las planicies y las llanuras favorecen las invasiones y eso
les hecho les ha hecho forjar un carácter en el que a veces aflora cierto
desvalimiento y reserva. Parece
que, incluso en tiempos modernos, el recuerdo de la amenaza de invasión sigue
presente.
Y… puede que el
paisaje no sólo influya en el carácter sino también en los gustos. Uno de mis
grandes entretenimientos es observar la geografía (natural y humana) desde los
aviones. Lo confieso, estoy acostumbrada a las colinas, valles, subidas,
bajadas, y paisajes sinuosos y caprichosos de Galicia. Me encantan estas disposiciones
desordenadas en las que el hombre adapta su hábitat a las posibilidades que el
paisaje le ofrece. El conjunto me parece armonioso en su desorden, rico en su
variedad, e imaginativo en sus caprichosas formas. Por eso me resultan más
aburridos los paisajes urbanos que rodean muchas ciudades europeas en las que
la facilidad de un terreno llano permite disponer edificios con líneas y formas
geométricas absolutamente perfectas. Supongo que es cuestión de hábito, pero me
quedo con las formas irregulares, caprichosas, donde no siempre se adivina cómo
se va a disponer la próxima colina o la próxima pared. Será por la misma razón
por la que me atraen más las personas con las que siempre existe capacidad de
sorpresa y con las que uno no siempre adivina el su próxima salida.
domingo, 22 de mayo de 2016
Las joyas de Turín: museos y chocolate
Entre las joyas de Turín está el museo Egipcio, el segundo más importante del mundo y en la actualidad ( debido a los problemas de seguridad) el más visitado. El lugar sorprende por la cantidad de momias, tumbas, esculturas y objetos funerarios allí guardados. Toda clase de objetos que se estimaban necesarios en el más allá (desde pelucas, a ropa interior, calzado, joyas, por supuesto) se encuentran perfectamente conservados. Llaman la atención las momias de animales, lejos de ser siniestras, con sus formas redondeadas y sus ojos pintados, parecen salidos de una película de dibujos animados. El guía explica con detalle el por qué de todas las esculturas y su significado. También nos cuenta la historia escrita en un papiro acerca de la primera huelga de la humanidad protagonizada por los artesanos que construían las tumbas del Valle de los Reyes. Historia fascinante, cuyo final no sabemos a ciencia cierta ( esa parte del papiro se ha perdido) aunque intuimos que los trabajadores tuvieron éxito y, tras dos meses de huelga, pudieron cobrar los salarios que se les debían.
Al lado de esta joya de colección, algunas otras que podrían pasar desapercibidas, como restaurantes escondidos en enormes palazzos. Desde la calle se accede a través de una grandiosa puerta de madera que conduce a patios muy espaciosos y llenos de vegetación. En el primer piso de uno de estos caserones está el restaurante del Circole dei Leitorie ( el círculo de lectores, la empresa de venta por catálogo). Cuesta encontrar el comedor, una estancia amable, escondida y con las paredes repletas de los cuadros con los que los artistas en apuros pagaban sus cuentas.
Y.., para una amante del chocolate como yo, Turín es el paraíso. Disfruto a conciencia una taza de chocolate negro y la torta especial de la casa ( tres chocolates, por si había duda) en la terraza del cafe Biccerin a la sombra de un campanile airoso de ladrillo y una iglesia barroca. La calle está animadísima el viernes. Una pena que las nubes no permitan apreciar la majestad de los Alpes nevados que a lo lejos vigilan la llanura por la que el Po discurre tranquilo y señorial.
El Café San Carlos en Turín
En esta vida siempre es bueno tener expectativas modestas. La realidad suele compensar. Turin ha vuelto a confirmarlo. Pensaba en una ciudad industrial con pocos atractivos que ofrecer. En mi mente estaba ligada a la FIAT, la Juventus ( una no vive en una burbuja), los documentales de la Sabana Santa y, ... los bombones Ferrero Rocher.
Por eso la ciudad me sorprendió enormemente. Fue capital de Italia ( la primera), cuna de los Saboya y eso se nota en sus ademanes y trazas señoriales. Amplias avenidas con soportales de unos cuatro metros de ancho con un enlosado de enormes piedras planas y relucientes por el uso. Calles de trazado rectilíneo, plazas espaciosas y edificios majestuosos. Escondidos en estos soportales elegantes cafés que en muchos casos conservan la decoración y ambiente de finales del siglo XIX.
Uno de los más famosos es el Cafe san Carlo, en la espaciosísima cuadrangular plaza del mismo nombre. Como soy madrugadora, me sobra algo de tiempo antes de empezar mis reuniones y entro en el café. Inicialmente estoy sola y tomo posesión, bajo la perezosa mirada de los camareros de esta maravilla decimonónica. Es de planta cuadrada, con barra al frente, sofás granates en dos de sus cuatro paredes, veladores de mármol verde y pie dorado. El suelo es de mármol y forma distintas figuras. En las paredes sobresalen columnas planas de fuste estriado y capitel corintio y frisos con decoración pompeyana. Espejos dorados, algunos muy recargados en un mar de profusión decorativa que, a mí en este caso me parece armonioso.
La plaza está vacía y el café también. 2/3 clientes a lo sumo. Pero los tés camareros impecables con sus pajaritas parecen siempre ocupados. Puedo asegurar que el look hipster ha llegado también a los camareros italianos.
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