lunes, 21 de septiembre de 2009

Esos sanos enemigos

Sabido es que contar con un enemigo común contribuye mucho a la cohesión de los equipos y de las personas en general. Esto lo saben bien los dictadores que a menudo suelen inventarse enemigos del país para fortalecer su posición interna (desde la conspiración judeo masónica al imperialismo yankee, los ejemplos son abundantes).

En los últimos meses y ante la amenaza de una crisis económica sin precedentes los líderes del mundo mundial se mostraron unidos y haciendo frente común en sus propuestas. Pero ahora que las orejas del lobo se ven más pequeñas (ya sea porque efectivamente, han reducido su tamaño o porque se las observa desde otro ángulo que hace que se perciban menores) comienzan a vislumbrarse señales de fisuras.

Frente a la defensa (al menos sobre el papel) que hacían por fortalecer el libre comercio y evitar medidas proteccionistas, nos encontramos con que el panorama ha cambiado. EE.UU. impone restricciones a las importaciones de neumáticos chinos (en lo que algunos han visto como un guiño para congraciarse con los sectores más conservadores de modo que apoyen su propuest de reforma sanitaria), Alemania ofrece subsidos al comprador de Opel, Magna Internacional, a cambio de que no cierre plantas en el país teutón (esta contención del paro se ve como clave de cara a la reelección de Merkel). Podríamos encontrar más ejemplos pero creo que con estos es suficientes.

La reflexión es clara, la teoría nos la sabemos todo y a nivel macro está claro que la libertad de comercio es la mejor opción. Pero, a la hora de aplicarlo en casa, el interés general y a largo plazo se deja de lado en aras de las ventajas e intereses de corto plazo.

Mientras, la crisis se cebará con los más desfavorecidos. Según el FMI, los países en vías de desarrollo tendrán un comportamiento peor en 2009, dado que el comercio internacional, las inversiones, la ayuda y las remesas internacionales an disminuído. El banco Mundial estima que la crisis ha empujado a la extrema pobreza a otros 90 millones de personas que viven con menos de 1,25$ al día



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