jueves, 3 de septiembre de 2009

El baúl de los recuerdos

En estos últimos días he estado curioseando en el baúl de los recuerdos. Las tardes de estío animan a ello. Y curioseando, curioseando encontré una serie de cartas, papeles y documentos de 1929!

Resulta que, como tantos otros gallegos, unos familiares míos probaron fortuna en EE.UU. en los años 20. Se marcharon en el año 1920 y regresaron a mediados de 1929. Estuvieron durante este tiempo trabajando en la industria automovilística en la zona de Detroit. En las Navidades de 1929 estaban recién llegados a España y recibieron muchas felicitaciones de los amigos (españoles en su mayoría) que habían dejado allende los mares.

Dado que últimamente abundan las comparaciones de la actual crisis con la de 1929 no pude evitar leer con atención estos documentos. Se trata de cartas interesantísimas escritas en un perfecto spanglish (y nosotros que nos creemos que eso es una invención moderna!) con retazos en ambos idiomas en las que se trasluce el sentir general de la gente de la calle, en concreto del colectivo de inmigrantes, que es el que podría ser inicialmente másvulnerable a los vaivenes del ciclo económico.

Me sorprende que en estas cartas se habla de que existen problemas, pero no se ven como tragedias. En uno de los párrafos se dice que estuvo a punto de haber graves dificultades "por culpa del stock market de New York" (¿les suena?). Cierto que quienes escriben no son grandes eruditos ni economistas ni grandes banqueros ,sino trabajadores y gente corriente (informados, eso sí, en las cartas hacen referencia a la conferencia convocada por el Presidente de EE.UU. y a la postura adoptada por Ford, ligeramente discrepante del sentir general) pero por eso mismo resultan más interesantes. Me sorprende, insisto que no se vean las cosas tan graves como parece que fueron.

De eso extraigo dos conclusiones:
a) la positiva, probablemente la vida del ciudadano medio, trabajador, serio, ahorrador, cabal y "con sentidiño" no se vio tan afectada por la crisis. Cierto que, como alguno de ellos reconoce en sus misivas, sus progresos no fueron tan rápidos como esperaban, pero no hubo desesperación.
b) la negativa: el verdadero impacto de la crisis no se dejo sentir hasta pasado bastante tiempo desde su comienzo y probablemente los que estaban en el medio de la tormenta eran quienes menos veían venir estos coletazos.

Quédense Vds. con la que más les guste. Traté de buscar cartas y felicitaciones del año 1930 por ver qué decían estas personas un año después. Pero no fui capaz de encontrarlas. Tal vez no las hubo o tal vez se perdieron en algún rincón de la vieja casa de mi familia. Quien sabe!

Lo que sí puedo decirles es que mis familiares viajaron a España con billete de ida y vuelta con intención de regresar a EE.UU. pero... no lo hicieron. A mediados de 1930 establecieron su propio negocio en España. ¿Fue sólo la morriña la que les desaconsejó el regreso o hubo algo más? No lo sé.


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