Leo que el Museo Reina Sofía monta una exposición de dos supuestos artistas suizos que contiene únicamente una rata y un osito de peluche colgados del techo. Quizás no tenga un gusto muy refinado en temas artísticos, pero qué quieren que les diga, estas exhibiciones me parecen ... una tomadura de pelo.
Ya sé que el arte tiene que hacernos evolucionar y eso supone en muchos casos shock y ruptura. Pero... esto parece que ya es too much, que dirían los ingleses. Y no se crean que la cosa tiene un significado mucho más profundo. Aunque algunos críticos se han esforzado en explicarlo (posiblemente para justificar su papel y sus emolumentos) los propios "artistas" dicen que "Hay lo que se ve y cada uno puede aplicarle la filosofía y las preguntas que le apetezcan". Al leer esto me siento más legitimada para aplicarle mi filosofía y concluir que esto es eso, una tomadura de pelo, por supuesto, a cargo del erario público que soportamos todos con nuestros impuestos.
En el pasado estos artistas hicieron obras, siempre muy peculiares, pero que tenían originalidad y gracia. A la que nos muestran ahora, yo no se la veo. No es ésta una crítica contra su arte, en absoluto, cada uno es libre de expresarse como le venga en gana. No. Es una crítica a los gestores que ponen nuestros museos a disposíción de determinados obras de dudoso valor artístico. Los museos tienen una triple función: albergar y cuidar obras de arte, favorecer el avance de las disciplinas artísticas, pero también, y sobre todo si son públicos, han de cumplir una labor eductiva y divulgativa. Han de hacer entender al público no experto en arte por qué y cómo admirar una obra. El equilibrio entre los tres cometidos no es fácil, pero, ay amigo, por eso no todo el mundo puede ser director de un museo o comisario de una exposición.
En fin, creo que en mis próximas visitas a Madrid me perdonaré esta visita!
Buen puente
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