Leo en el Financial Times de la pasada suemana un artículo tiulado "la bancarrota podría ser beneficiosa para America". Bueno, después de ver recomendaciones de tan mal agüero como las de Goldman Sachs y Deutsche Bank que recomiendan vender deuda española y comprar la irlandesa y, si se compra deuda española, comprarla con seguro, pues, me acuerdo del artículo. Si el fatal desenlace se produce, algo bueno tendrá.
El problema que aqueja a ÉE.UU. según el autor es el mismo que tenemos en España. Un déficit creciente (en España está en el 10% cuando nuestra obligación como miembro de la UE es situarlo por debajo del 3% del PIB) sin que se vislumbren medidas que lo metan en vereda. Y la entrada en bancarrota, dice el autor, mejor que se produzca para EE.UU. lo antes posible. Según él la ausencia de fondos ha precipitado la renovación de muchos países.
Entre los ejemplos cita la China de Xiaoping que en 1978 abrazó las reformas tras una época de acuciante sequía de efectivo . También las reformas emprenidas en India en 1991 vienen, según el autor, de una ausencia de reservas extranjeras. Sigue citando el México de 1982 . Continua con la prestroika y las reformas económicas que con ella se produjeron se precipitaron por el lamentable estado de las finanzas públicas. Incluso la caída del muro de Berlín en 1989 tuvo mucho que ver con laddesesperada situación de la antigua RDA que en aquellos tiempos negociabla desesperadamente un préstamo con laRFA. Incluso las medidas adoptadas por la Dama de Hierro en el RU están propiciadas por el autor por la vergüenza nacional que supuso pedir un préstamo al FMI.
Parece que estar al borde del precipicio crea una atmósfera de crisis que permite a los gobiernos ganar adeptos para las reformas económicas. Ahora bien una bancarrota real (la que pasa de estar sobre el precipicio a caerse por él) puede destruir la confianza y la reputacción entre ciudaanos e inversores por décadas.
De modo que, a menos que uno sepa frenar a tiempo y justo sobre el borde del precipicio, lanzarse a déficits desaforados que conduzcan a la bancarrota, no parece una gran idea. Y... otra cosa que me pregunto yo ¿por qué será que el autor del artículo no cita ninguna de las numerosas (alrededor de 15?) bancarrotas experimentadas por la Hacienda Española en el SXIX? No parece que sea por falta de conocimientos. Y ... ahora que lo pienso, Hacienda, pese a mi insistencia en el asunto, aún no me ha abonado la cantidad que me corresponde de mi declaración del ejercicio 2008. Uyyyy, parece que a menos que se emprendan reformas de verdad, de las de calado, parece que pintan bastos
1 comentario:
Hola, te adjunto un enlace que seguro que te es interesante:
http://www.economics.harvard.edu/faculty/rogoff/files/This_Time_Is_Different.pdf
No sé qué parte de positivo tiene quedarse sin un duro. O el acercarse a la línea roja y volver. El Estado ya es bastante ávido y voraz con el ahorro de sus ciudadanos como para achucharle con el vencimiento de la deuda.
De estas cosas siempre se saca la misma conclusión: pierden los ciudadanos que no pueden llevar sus rentas al exterior y no tienen más remedio que dejarlos al alcance de sus ávidos gobiernos.
Tras ver la historia de España durante el XIX y el número de bancarrotas, deberíamos estar acojonados.
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