Hace unos días mi amiga Lou me envío un artículo diciéndome que lo comentase en uno de mis posts. Antes de nada, muchas gracias a ella que me brinda elementos para la reflexión. Se trata de un artículo aparecido hace unos días en el Confidencial titulado "¿Qué responsabilidad tienen las escuelas de negocios en la crisis?". Se plantean si, igual que se afanan en participar del éxito de los egresados de las mismas, no deberían asumir su parte de responsabilidad por el lío financiero (por no emplear las palabras que emplearía Krugman) en que nos hemos metido. hablan también de que el Método del Caso puede no ser siempre bueno y de que en la formación han dejado de lado y se han olvidado de la ética, la responsabilidad y de los valores.
He estudiado en una escuela de negocios de las que siempre encabezan los rankings y, he de decir que coincido en parte con los planteamientos del artículo. El método del caso no me parece siempre la mejor opción, para, p. ej. estudiar Contabilidad. Cierto que los casos son algo "enlatados" y que la vida tiene marices mucho más ricos y a menudo desconcertantes, pero, un caso bien llevado (rindo aquí homenaje a alguno de mis profesores, no siempre los más famosos fuera de las aulas y muy especialmente al Profesor Ralph Biggadike) permite discurrir, pensar y enfrentarse a situaciones que tratan de reproducir la realidad.
¿Qué ocurre con los valores? Cierto que en algunos casos han estado ausentes de la formación ¿y por qué habrá sucedido esto? No lo sé, pero a menudo me pregunto si los negocios y la sociedad en general, estaban demandando este tipo de formación. Por lo general, las escuelas de negocio han dado respuesta, y muy rápida, a cualquier necesidad que se plantease en la formación de directivos. Si no hubo una preocupación muy intensa por estas cuestiones, tal vez sea por algo. Pero, con todo, lo importante es que se está abriendo un debate que puede ser muy positivo. Lo bueno es que se empiece a replantear la educación de las elites directivas y, eso en sí, es muy significativo.
Claro que la ética y los valores no llega con conocerlos en un plano teórico. Es necesario ponerlos en práctica en el día a día, y desde edades muy tempranas. Y aquí la responsabilidad es del individuo, por supuesto, pero también de la sociedad en general. Y creo que aqui el panorama puede mejorar mucho. Tenemos muchos ejemplos. Vienen a mi cabeza ahora tres. ¿resulta ético que por un lado denunciemos la prostitución y digamos que debe lucharse contra ella y que, por otro, editemos (unos) y compremos (otros) periódicos en los que aparecen páginas y páginas que anuncian diversos servicios relacionados con el que dicen es el oficio más antiguo del mundo? ¿resulta ético que miles de personas disfrutasen de vacaciones de lujo en hotelazos (en muchas ocasiones tirando comida sin pudor) sin tener la mínima inquietud ( cuando no ignorando olimpicamente) por conocer como vivía la gente a apenas media hora de su recinto dorado, o incluso los propios empleados del hotel que veían cada día platos y platos llenos de comida irse a la basura? ¿Es ético vender a otros productos que uno mismo no compraría bajo ningún concepto? Aparte de la formación en el plano teórico es necesaria una disciplina, integridad y coherencia de planteamientos muy fuertes para hacer realidad lo que pensamos. Como repite mi padre "si no vives como piensas, terminas pensando como vives"
Y en los negocios, pues también es necesario ejercitarla en el día a día. Los planteamientos teóricos están muy bien, pero a menudo las situaciones en las que se plantea un dilema son más triviales y no permiten tomarse un largo tiempo para la reflexión. Yo aqui tengo una "recetilla" que creo que puede funcionar en estos casos. Inicié mi carrera profesional en una de las más conocidas consultoras internacionales a la que considero una gran empresa. Según comenzábamos, iniciábamos un programa formativo internacional que, en mi caso, se desarrolló en el Reino Unido. En una de las sesiones se trataba (y les hablo de hace 15 años) el tema de la ética. Les diré que pocas cosas recuerdo de las semanas de formación inicial es un consejo-truco que nos dieron en relación con la ética. ¿Cómo sabemos si estamos actuando bien? ¿Cómo sabemos cuándo tenemos que rechazar una propuesta o idea? Imaginen, nos decían, que pensaría su madre si viese lo que están haciendo o proponiendo (la realidad, no lo que dicen otros que Vds. están haciendo o proponiendo, eh?) en la primera página del periódico que leen todos los días ella y su círculo de amistades. ¿se sentiría orgullosa (la madre) o por el contrario preferiría quedarse ese día en casa? y el "actor" ¿se sentiría orgulloso o preferiría no telefonear a su madre en 2 meses? A mí siempre me ha parecido una receta muy sencilla, práctica, rápida y útil.
Supongo que las escuelas de negocio ofrecerán planteamientos mucho más documentados, sofisticados y elaborados, pero así para empezar y retomar la dimensión ética, el "método del periódico" puede ser un buen punto de partida. Estoy segura de que algunas de las personas que tomaron decisiones irresponsablemente (la irresponsabilidad puede ser una expresión de la ausencia o ignorancia de los valores) imaginasen en la cara que pondría su madre al verlo en la primera página del periódico, se lo habrían pensado dos veces.
Claro... que este método funciona si la madre tiene unos valores y una ética que no sublima el enriquecimiento personal a costa de todo, sino que asume que todos tenemos una responsabilidad social que compartimos con el resto del planeta. De ahí que sea tan importante seguir educando (que es algo más que formar) en valores. Si en el futuro no contamos con madres con esa dimensión ética y esa responsabilidad ¿cómo vamos a seguir aplicando mi "método del periódico"?
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