jueves, 3 de diciembre de 2009

Navidad=regalos?


Hoy mi amiga Lu me ha sugerido un tema para mi post. Ha leído en un periódico que una mujer de 35 años con más de 12 meses en el paro decía que trataría de gastar menos en regalos estas Navidades, pero que no por ello dejaría de pedir dinero a sus familiares para comprar regalos, si lo precisaba.

Nos sorprende a ambas que haya gente que, independientemente de sus posibilidades económicas, esté dispuesto a gastarse el dinero que no tiene en hacer magníficos regalos. Incluso endeudándose (aunque sea con sus familiares) para ello. Nos hemos instalado en la cultura del gasto que parece que está por encima de todo. Luego, no nos llevemos las manos a la cabeza ante la deuda de nuestros gobiernos. Son un reflejo de nuestras conductas individuales.

Lo peor de todo es la frivolidad con la que, en muchos casos, se hacen y reciben los regalos. He visto mensajes en foros de internet que dicen "Vende estas Navidades los regalos que no te gusten". El sentido del regalo es tener una atención especial con un ser querido, generalmente con motivo de una fecha especial, aniversario, cumpleaños, Navidad, santo, etc. Suele entrañar un proceso de deliberación y búsqueda tratando de encontrar aquello que más puede satisfacer a la persona a la que se lo regalamos. Y de ese modo debe recibirse. Con agradecimiento y teniendo en cuenta el mimo que se pone en su búsqueda y preparación. He de decir que algunos de los regalos que más me han emocionado no han sido objetos muy valiosos, sino muy especiales, generalmente con algún significado y en los que tenía o por los que sentía un afecto especial

Pero cuando todo esto se frivoliza el regalo pierde su sentido. Si es preciso regalar a toda costa, por deporte, como una obligación casi, el regalar deja de ser una actividad que ilusiona para convertirse en algo que hastía. Si el que lo recibe, considera que existe obligación de que sea regalado, tendrá en cuenta sólo el valor material del bien y, con gusto lo venderá para obtener dinero o compara algo que le satisfaga más.

Creo que sólo en una ocasión (y por razones muy justificadas y especiales) he devuelto regalos que me han hecho. Me parece casi un insulto a quien se ha tomado la molestia de buscar algo para mí, devolverlo. Cuanto más venderlo al mejor postor en una de las casas de subastas de internet. Qué quieren que les diga, cuando las costumbres, como regalar, que tratan de favorecer y facilitar la concordia y la convivencia en la sociedad, se convierten en obligaciones carecen ya de todo sentido... salvo para los grandes almacenes, las tiendas y las casas de subastas.

Tómense su tiempo para hacer los regalos a sus seres queridos estas Navidades y agradezcan y valoren en su justa medida los regalos que reciban.

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