Llevo unos días leyendo noticias relacionadas con el ámbito del derecho penal que me tienen perpleja. Una de allende los mares y otra de aquí de nuestra castiza España.
Empecemos por lo de fuera. Resulta que en EE.UU. se están replanteando la pena de muerte por los elevados costes que conlleva! Han oído bien. Nada de complicados planteamientos de carácter ético o moral. No, nada de eso. Números constantes y sonantes. Parece ser que el coste medio por ejectuado capital está en torno a los tres millones de dólares (No me pregunten qué ocasiona tan abultados gastos, pero supongo que tiene que ver con todo el proceso judicial previo en el que se intenta que el reo cuente con todas las garantías del estado de derecho...antes de morir) y en época de recortes, pues es como para pensárselo.
Me parece increíble y muy pobre que el debate de la pena capital se circunscriba a una cuestión de números y dinero. La vida de un ser humano tiene un valor incalculable. Me repugna hacer de esto una cuestión coste/beneficio y poner precio a la vida que es preciosa y de valor incalculable. Ya sé que las compañías de seguros de algún modo ponen precio a partes de nuestro cuerpo e incluso la vida, en determinadas circunstancias, y aunque sé que es necesario, incluso en estos casos me repugna. Qué tristeza que el país más desarrollado del mundo no sea capaz de plantear el debate en otros términos y sólo en algunos estados se planteen la abolición como una cuestión de tipo económica. Igual que en algunos lugares la crisis les obliga a retirar el servicio que ofrece viajes gratis a los jubilados, pues en otros, les obliga a retirar el servicio que proporciona viajes de los que nunca se retorna a los reos. Insisto me entristece y parece vil que el debate se plantee en estos términos. Aunque... por otro lado, cualquier medida que ayude a la erradicación de la pena de muerte, cuenta inicialmente con mi beneplácito. No obstante, las razones expuestas en este caso, me entristecen, más que me alegran.
La otra cuestión tiene que ver con la modificación legislativa de la semana pasada por la que en los delitos de violencia doméstica, dos de las atenuantes clásicas del derecho penal, la embriaguez y la actuación bajo los efectos de las drogas, pasan a ser agravantes. Entiendo que sus señorías hacen esto para tratar de dar mayor protección a las mujeres. Pero... me parece que es un poco contradictorio. Si un señor tras alegrarse en un bar con licores sale tambaleante a la calle y pega a otro ciudadano, las bebidas espirituosas consumidas servirán para aliviar la pena. Si en lugar de agredir a otro ciudadano cualquiera agrede a su pareja, esas mismas bebidas espirituosas actuarán como agravante. Entiendo que circunstancias especiales requieren medidas especiales, y más de 70 muertes al año a manos de sus parejas, son circunstancias ciertamente especialmente urgentes que hay que tratar de resolver por todas las vías. ...Pero me parece que hay que tratar de aportar estas medidas haciéndolas compatibles con la coherencia del ordenamiento jurídico.Sé que mi punto de vista probablemente resultará chocante para muchos y no estarán de acuerdo con él. Lo entiendo igual que entiendo que hay que buscar todos los atajos necesarios para acortar las muertes domésticas violentas. Pero, quizá sea necesario ir algo más allá y tal vez incluso sea necesaria una revisión de las atenuantes y agravantes. ¿Qué creen Vds?
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