martes, 3 de noviembre de 2009

Impuestos televisivos y otros


Una especie de rebelión me crece estos días en que los escándalos de corrupción surgen como las setas en otoño. En todas partes: de oeste a este; en todos los partidos, en municipios rurales, industriales y de servicios; entre gente joven y asimilable a los famosos yuppies de los 80 y entre hombres que peinan canas. Por todos lados. Me asquea el panorama y me avergüenza como ciudadana española.

Pero hay algo más. Soy de las personas que siempre he entendido que pagar impuestos, en el fondo es bueno. Quiere decir que contribuyo con mi dinero a crear un fondo que pueda atenderme, a mí o a otros, en situaciones de especial necesidad: enfermedad, invalidez, desempleo, etc. lo cual me genera tranquilidad. Pero este sentimiento positivo hacia los impuestos está cambiando.

Primero porque la visión de todos estos escándalos y la catadura moral de sus protagonistas me produce un rechazo visceral. Pensar que esos son quienes van a administrar los ahorros que genero con mi sueldo ganado con no poco esfuerzo y trabajo, me genera desconfianza, y hace en ocasiones que tenga que contener mi ira.
Segundo, porque los administradores públicos, por lo general despilfarran. Aquella ministra que dijo que el dinero público no es de nadie, resume parte del pensar que impera en buena parte de nuestros cargos públicos. Cuando vemos que ayuntamientos y diputaciones provinciales alegan dificultades incluso en algunos caso para pagar las nóminas para justificar, entre otras cosas subidas de impuestos de todo tipo: bienes inmuebles, circulación, construcción, tasas de basuras y demás, pensaríamos que tratarían de aplicar políticas austeras. Nada más lejos de la realidad. La Federación Española de Municipios y Provincias, la FEMP, anunció la pasada semana el lanzamiento de, nada menos que 30 canales nuevos de televisión en internet en otros tantos municipios, con el pretexto de acercarse a los ciudadanos. Repugna a la lógica y al sentido común este despilfarro en tiempos dífíciles. Más aún en un país en el que existe una sobreoferta televisiva, en muchos casos alimentada por la proliferación de televisiones autonómicas concebidas y utilizadas como mecanismo de propaganda del poder.

Además de estas subidas municipales, tenemos las subidas de impuestos nacionales que ha puesto en marcha el gobierno central. Las rentas medias españolas ya son de las más castigadas de Europa (el salto al tipo máximo, más elevado en España que en países como Francia, se produce a partir de una cantidad de ingresos menor) y estas subidas estrangulan aún más a los que soportamos el grueso del gasto estatal. Creo que merecen ser oídas las voces que anuncian una reducción muy drástica de la clase media española. Y ya sabemos que el progreso de un país, su bienestar y estabilidad dependen de la existencia de una importante clase media.

Por último un apunte. Son muchos los que piensan que, si con un 20% de paro el país no está asolado por revueltas sociales, es porque existe una importante economía sumergida. Economía que algunos cifraban hace tiempo en torno al 20% del PIB y que ahora sitúan en niveles próximos a los italianos (alrededor del 30% del PIB). Economía que afecta a todas los estratos sociales y educativos (artesanos, profesionales liberales, servicios del hogar, servicios de hostelería, etc.) ¿No deberían nuestros dirigentes y políticos esforzarse en que toda esa economía sumergida saliese a la luz? Se evitarían situaciones de precariedad y desprotección laboral, se mejoraría la recaudación para las arcas del Estado y se mitigarían las cargas sobre la sufrida clase media, que, tal vez así pudiese pervivir.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

MUY BUENO ANA; COMPRENDO Y COMPARTO TU IRA E INDIGNACION: QUIZA LLEGUE EL DIA EN QUE LAS SUFRIDAS CLASES MEDIAS ARBITREN MEDIDAS PARA LIMPIAR A TODA ESA CHUSMA
JAIME

Alberto P. dijo...

Ana, ahora solo falta poder decirlo más alto; no se puede decir más claro. El incremento de la presión fiscal después de años de derroche en planes "sociales" de dudosa eficacia, es la salida lógica a un déficti del 10% del PIB.
Las clases medias tienen cada vez menos capacidad de ahorro y gasto. Somos una generación engañada, y ya va siendo hora de que digamos basta!
Me preocupa que la principal preocupacion de los españoles sea la clase política. Cada vez estoy más convencido que lo único que les preocupa a los políticos es perpetuarse en el poder a consta de los trabajadores y empresarios, que cada vez tienen más dificil mantener y mantenerse en una clase social que es vertebradora de riqueza y desarrollo.
Alberto P.