Llevamos muchos meses oyendo de todos estos grupos de líderes mundiales pero al final todo el mundo piensa que esto es cosa de dos: EE.UU. y China. Ahora bien, los países de la UE suponen la mayor economía del mundo. Pero parecen estar algo dormidos.A su despertar (o mejor dicho a su necesidad de despertar) dedica el Economist su portada bajo el título de Wake up Europe!
Para ganar peso en la escena internacional Europa debe, según el semanario, elevar su tasa de productividad y preservar su mayor logro hasta ahora: el mercado único. El tratado de Roma ya establecía en 1957 que Europa debe lograr un sistema que asegure que la competencia en el mercado cmún no sea distorsionada. Por eso, plantea dudas la venta de Opel a Magna, debido a las ayudas estatales que rodean esta transacción. El gobierno alemán ofreció a Opel préstamos puente por valor de 1.500M€, a los que siguieron 4.500M€ en el verano, con la condición de que Magna se convirtiera en el nuevo propietario. Da la impresión, y así lo han señalado, entre otros los británicos, de que la elección de Magna por parte del gobierno alemán estaba fuertemente influenciada por la promesa de ésta de efectuar una mínima reducción de empleos en Alemania. Otros gobiernos están tratando de preservar los puestos de trabajo, ofreciendo ayudas a Magna . No son pocas las voces, entre ellas el diario Financial Times que demandan la intevención de la Comisión Europea para evitar la posible distorsión de la competencia. Veremos que sucede.
Pero continuemos con el despertar europeo. El Economist, dice que Europa debe mirar más hacia fuera y menos hacia dentro como ha hecho en el pasado. Y, para ello debe mantener el proceso de ampliación. Proceso que ha sido un éxito con los países sureños (España entre ellos) y con algunos del antiguo bloque comunista. El proceso debe continuar según el semanario hacia el sudeste (Turquía?) y el Este (antigua URSS?). No obstante, esto no parece tarea fácil. Muchos ciudadanos europeos han mostrado su descontento por estas posibles incorporaciones. Suponiendo que The Economist tenga razón (cosa que es muy probable) ¿estaríamos ante una situación en la que de nuevo se muestra el distanciamiento entre las instituciones de la UE y sus ciudadanos? ¿no creará esto nuevas tensiones?
Sea cual sea la solución, lo cierto es que parece muy necesario (cosa que también apunta The Economist) que Europa cuente con un presidente y un responsable de exteriores con suficiente peso... y para esa tarea parece que no hay muchos!
Para ganar peso en la escena internacional Europa debe, según el semanario, elevar su tasa de productividad y preservar su mayor logro hasta ahora: el mercado único. El tratado de Roma ya establecía en 1957 que Europa debe lograr un sistema que asegure que la competencia en el mercado cmún no sea distorsionada. Por eso, plantea dudas la venta de Opel a Magna, debido a las ayudas estatales que rodean esta transacción. El gobierno alemán ofreció a Opel préstamos puente por valor de 1.500M€, a los que siguieron 4.500M€ en el verano, con la condición de que Magna se convirtiera en el nuevo propietario. Da la impresión, y así lo han señalado, entre otros los británicos, de que la elección de Magna por parte del gobierno alemán estaba fuertemente influenciada por la promesa de ésta de efectuar una mínima reducción de empleos en Alemania. Otros gobiernos están tratando de preservar los puestos de trabajo, ofreciendo ayudas a Magna . No son pocas las voces, entre ellas el diario Financial Times que demandan la intevención de la Comisión Europea para evitar la posible distorsión de la competencia. Veremos que sucede.
Pero continuemos con el despertar europeo. El Economist, dice que Europa debe mirar más hacia fuera y menos hacia dentro como ha hecho en el pasado. Y, para ello debe mantener el proceso de ampliación. Proceso que ha sido un éxito con los países sureños (España entre ellos) y con algunos del antiguo bloque comunista. El proceso debe continuar según el semanario hacia el sudeste (Turquía?) y el Este (antigua URSS?). No obstante, esto no parece tarea fácil. Muchos ciudadanos europeos han mostrado su descontento por estas posibles incorporaciones. Suponiendo que The Economist tenga razón (cosa que es muy probable) ¿estaríamos ante una situación en la que de nuevo se muestra el distanciamiento entre las instituciones de la UE y sus ciudadanos? ¿no creará esto nuevas tensiones?
Sea cual sea la solución, lo cierto es que parece muy necesario (cosa que también apunta The Economist) que Europa cuente con un presidente y un responsable de exteriores con suficiente peso... y para esa tarea parece que no hay muchos!
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