El post de hoy iba destinado al arte. El fin de semana tuve ocasión de ver la representación de Giselle del Ballet Nacional de Cuba. La representación fue magnífica y disfruté enormemente con la puesta en escena.
Al final de la representación vi una figura enjuta y con turbante escondida entre los pliegues del telón. "Es Alicia Alonso", comentaron a mi alrededor. Y así era! La anciana bailarina se asomaba curiosa al terminar el espectáculo. Dos bailarines la acompañaron hacia el escenario. Me impresionó su figura. Pese a su avanzada edad y a sus problemas para caminar conservaba una pose elegante, erguida sobre unos zapatos de no despreciable tacón, y daba pequeños pasos deslizando con suma delicadeza sus pies, como si estuvise, a su modo, bailando. Impresionante! La ovación fue larga, cerrada y sonora y creo que todos los asistentes sentimos cierta emoción al contemplar a una leyenda viva de la danza.
Igual que emoción sentí hace unos 10 años al asistir a un concierto de Mercedes Sosa en el Carnegie Hall de Nueva York. La emoción se respiraba por todos lados y no parecía que estuviésemos en la Gran Manzana. Por las voces que se oían, lanzaban vivas y pedían piezas una parecía más bien estar en un teatro de Sudamérica, muy próximo a Buenos Aires. Su gran figura y su potente voz llenaban el auditorio y hacían vibrar a todos los espectadores que abarrotábamos el auditorio. Este domingo nos ha dejado Mercedes Sosa, la que tantas veces dio gracias a la vida y a su diversidad. Me ha apenado y quiero desde aqui hacerle mi pequeño recuerdo. Su canción "Gracias a la vida" me ha acompañado en muchas ocasiones y su letra ha servido de aldabonazo en momentos, que dirían ahora, "de bajón".
Gracias Negra!
No hay comentarios:
Publicar un comentario