He pasado del frío de Boston al sol estridente en Arizona . He disfrutado de tres estupendos días en Sedona, un lugar mágico rodeado de un paisaje espectacular. Cerros rojizos que se yerguen contra el cielo con sus formas caprichosas recortadas pacientemente tras muchos años de efecto del viento y la erosión. Los cerros tiene un color muy claro en su parte alta, rojizo en la parte media y finalmente el verdor de los árboles que crecen a la sombra de los ríos que discurren horadando estas montañas.
Aparte de la magia del paisaje, este lugar se supone que cuenta con muchos vortex, que son circuitos de energía positiva que generan paz y tranquilidad. Se crean por el movimiento espiral de agua o viento alrededor de un centro de rotación. La presencia de estos vortex da al lugar fama de espiritualidad. Actores de Hollywood como Sharon Stone tienen aquí casas y es un lugar famoso de vacaciones.
Por las mañanas el sol ciega pero hace frío. Estamos en un hotel magnífico. Aunque el café es superior a la media, encuentro en el Java Pink Coffee una bebida que cumple mejor su cometido de despertarme por las mañanas. Además la vista desde el balcón sobre el valle y frente a los cerros rojizos de forma caprichosa es espectacular. El rojo contrasta con un azul intenso. Al sol hace calor, pero donde da el viento o ella sombra, hace mucho frío.
Estos días, aparte de trabajo, ha habido ocasión para los deportes y el descanso. Una excursión de cuatro horas a lo largo del cauce de un arroyo nos hizo descubrir lugares mágicos. Caminamos usando el hueco que el Oak Creek ha creado dejando un sendero de arena color rosáceo. Tenemos que cruzar el río varias usando piedras que ponen a prueba nuestro sentido del equilibrio. Cuando salimos hacia mucho calor pero conforme nos adentramos entre las paredes imponentes y la sombra y la humedad del río se hacen más patentes, sentimos frío. A pesar de llevar jerséis, las manos se nos quedan congeladas.Es una excursión divertida con un equipo mixto de la Commonwealth, Oriente Medio y España. Todas unas buenas caminantas.
La gran atracción de la zona es el Gran Cañón y allí vamos uno de los días. Es la tercera vez que estoy en esta maravilla de la Humanidad pero siempre me sorprende. Compramos la comida en uno de los puestos que ofrecen alimentos de una calidad bajísima pero consistente. Iniciamos una marcha bajando cinco millas por la ladera del Cañón. Es un paseo espectacular. Al inicio hace calor, pero conforme descendemos va haciendo más frío. Mirando hacia abajo se ve la profundidad del Cañón que
resulta impactante. Y hacia arriba es sobrecogedora la altura de las paredes rojizas que rodean el cauce. Claro que no conviene que el embelesamiento del paisaje no le despiste a una de mirar al suelo. Las lluvias torrenciales que de vez en cuando suceden dejan estragos en el camino.
Tras la caminata vamos a ver la puesta de sol. Exactamente en el mismo lugar donde hace 17 años llegué por
primera vez al Gran Cañón que apareció de repente como un gran abismo ante nuestros pies. A medida que el sol desciende los colores de ls paredes se difuminan . Queda una capa dorada en la parte alta que pronto desaparece y pronto se hace la noche. El cielo es oscuro y solo en la parte más cercana a la línea del horizonte tiene color. Un naranja intenso sobre el que se recortan las siluetas de los árboles, en general retorcidos y sin ramaje. Contemplando este paisaje me pregunto qué señorita la persona que llega aquí a caballo sin saber lo que va a encontrar. Primero pensaría que sufre alucinaciones y lo segundo comenzaría a preguntarse cómo cruzar este enorme tajo inabarcable. Agradecemos el calor del autobús y más aún la contundente cena en un restaurante totalmente estilo far west.
primera vez al Gran Cañón que apareció de repente como un gran abismo ante nuestros pies. A medida que el sol desciende los colores de ls paredes se difuminan . Queda una capa dorada en la parte alta que pronto desaparece y pronto se hace la noche. El cielo es oscuro y solo en la parte más cercana a la línea del horizonte tiene color. Un naranja intenso sobre el que se recortan las siluetas de los árboles, en general retorcidos y sin ramaje. Contemplando este paisaje me pregunto qué señorita la persona que llega aquí a caballo sin saber lo que va a encontrar. Primero pensaría que sufre alucinaciones y lo segundo comenzaría a preguntarse cómo cruzar este enorme tajo inabarcable. Agradecemos el calor del autobús y más aún la contundente cena en un restaurante totalmente estilo far west.
No sólo hubo senderismo en Sedona. También tiempo para un baño en la piscina ( gracias que el agua la calientan). Para masajes y para un viaje en bicicleta a la Holly Cross Church. Enclavada en los cerros. Sus
paredes frontal y posterior son de cristal. Resulta mágico ver todos esos cerros a su través. El camino en bicicleta es todo un desafío por las continuas subidas ( las bajadas son un relajo) pero lo logro. Al volver paramos en algunos de las tiendas que vencen artesanía local. Algunos simulan una villa mejicana con gran acierto y excelente gusto. Volvemos pronto pues a las seis tenemos happy hour y cena mexicana para despedirnos.
Es fantástico el paisaje pero es aún más fantástico el hecho de poder caminar con amigas de Irlanda, Reino Unido, Egipto y Arabia. Desayunar con gente de Argentina , India y Sri Lanka. Comer con personas de Eslovenia, Israel, Malasya y Singapur. Cenar con personas de Zimbawe, Pakistán, Vietnam y Jordania. Y sin problemas, gracias al Inglés y a la apertura de mente que da la curiosidad intelectual.
El último día amanece gris. Hace que los cerros resulten aún más impresionantes y desafiantes. El autobús nos lleva por llanuras inacabables hacia Phoenix. A lo lejos divisamos los rayos de una tormenta y el arco iris. Pero lejos, muy lejos. Las orillas de la carretera están salpicadas de cactus que crecen rectos hasta que un brazo sobresale a un lado. Son como los de las películas y parecen dirigir pacientemente un tráfico imaginario.
Magníficos días los pasados en este lugar único. Tan único que debe de ser el único en el mundo donde los arcos de McDonalds no son amarillos. Las estrictas normas para preservar la homogeneidad de la construcción y la armonía con el paisaje de lo han prohibido (suficiente colorido tiene Sedona como para necesitar del amarillo chillón de la cadena!). Días magníficos en los que me llevo una cantidad de conversaciones interesantisimas con mujeres valientes, llenas de
ideas e ideales que tratan de cambiar el mundo. Y también recuerdos más materiales llenos de colores: pulseras de la suerte de azul intenso, libros, discos, bombones, cojines indios de seda, llaveros de Kenya.... Todas muestras de cariño que difícilmente se pueden guardar en una maleta!
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