miércoles, 23 de febrero de 2011

Bienser

Ultimamente estoy descubriendo o inventando palabros.

El de hoy viene de que he escuchado una tertulia en la radio que se hace eco de la propuesta del gobierno brasileño de garantizar el derecho a la felicidad en la constitución. Esto tiene que ver con los replanteamientos para medir el desarrollo por indicadores que vayan más allá de las frías mediciones de PIB, renta per cápita, consumo y demás. Es el movimiento que abrazó el reino de Bután e incluso el Presidente Sarkozy, quien encargó al Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz que dirigiese una comisión (que lleva su nombre) para encontrar esos nuevos indicadores.

Dos pensamientos acudieron a mi mente. El primero, fruto de mi desconfianza hacia los políticos me hace preguntarme por qué se empeñan en medir ahora estas cuestiones. ¿Será que como los indicadores tradicionales pintan bastos, buscan una forma de salir mejor en la foto y de que confiemos en ellos? Ya les dije que soy un poco desconfiada respecto a los políticos.

El segundo estriba en cómo diantres se mide la felicidad. En la tertulia, en muchos casos se llegó a indicadores más o menos conocidos y que se enmarcan dentro del llamado estado de bienestar. Y... me pregunto yo, si la felicidad, no será algo más a largo plazo. No será una cuestión más de bienser que de bienestar. Conozco a personas que son felices siempre. Les envidio. Les envidio la forma cómo se enfrentan a situaciones muchas veces adversas que a otros nos desesperarían. Se dice que la felicidad muchas veces estriba en conformarnos con lo que tenemos. Y estas personas de las que les hablo no son conformistas, al contrario, tienen inciativa, ganas de mejorar, pero sin pisar. En el fondo si las analizo llego a rasgos que tienen que ver con el ser: son positivas, amigas de sus amigas, no son en absoluto perezosas, son constantes, equilibradas, serenas, disciplinadas, educadas, juiciosas...

Y ¿cómo han llegado a esto? Supongo que existen rasgos innatos pero, por lo general han tenido familias que también comparten esas características que he enumerado antes. Eso sí que es bienestar! 

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