De esa importante inflación, pasamos en los últimos meses al riesgo de una deflación que es, si cabe más perniciosa para la economía que la inflación elevada. En un país con un sector privado altamente endeudado como es España, deflación significa que se mantiene la cantidad a devolver mientras los salarios caen, con lo que la misma carga resulta mucho más onerosa.
Estamos ahora con una inflación baja (en torno al 1,5%) inferior a lo que marcan los planes de la UE. Y.... me pregunto yo ¿no vendría bien un poquito de inflación? Depende a quién. España necesita mejorar su competitividad como sea (aparte de ahorrar costes). La bajada del salario de los funcionarios es una medida que pretende atacar ambas ideas. Resulta doloroso decirle a alguien que gana 100 que pasará a ganar 95. Sin embargo con inflación (es decir, subida generalizada de precios) diciendo que congelamos el salario (que en principio parece menos doloroso) en realidad se está realizando una bajada del mismo y una mejora de cara a las posibilidades exportadoras.
Un mecanismo parecido lleva usando Hacienda desde hace mucho tiempo. Pese a la inflación (pequeña pero, subida de precios y salarios igualmente) los límites de los tramos de tributación se han mantenido inalterados a lo largo de los años, lo que, en consecuencia, resulta en que pagamos más a Hacienda.
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