Vargas Llosa no me ha decepcionado. Dicen que el auditorio terminó llorando (y que el primero en hacerlo fue él mismo). Y no me extraña. Yo misma, al leerlo en el periódico, un medio mucho más frío y que no siempre permite apreciar los matices que aportan la cadencia y el discurso, me sentí emocionada.
Emocionada y sorprendida! Tiendo a pensar que estos discursos me emocionarán por lo que expresan y proyectan de la persona, pero por lo general, espero textos políticamente correctos, en los que se pinta un tono positivo y se evita señalar a nadie con el dedo.
El discurso de Vargas Llosa es correcto, pinta un tono positivo en general, pero llama a las cosas por su nombre. Y reparte para todos. Dice que "América Latina ha ido progresando". A renglón seguido dice que hay muchísimo que hacer y continúa "Padecemos menos dictaduras que antaño, sólo Cuba y su candidata a secundarla, Venezuela, y algunas seudo democracias populistas y payasas, como las de Bolivia y Nicaragua...". Creo que es claro. Y como decía, reparte para todos "Es lamentable que los gobiernos democráticos, en vez de dar el ejemplo, solidarizándose con quienes, como las Damas de Blanco en Cuba, los resistentes venezolanos, o Aung San Suu Kyi y Liu Xiabobo, que se enfrentan con temeridad a las dictaduras que sufren, se muestren a menudo complacientes, no con ellos, sino con sus verdugos"
Y sus propios conciudadanos también recibieron su ración. Todo el que haya viajado por Latinoamérica, sabe que, en ocasiones, algunas personas (pocas, eso sí) nos hacen responsables a los españoles de los males de esas zonas. Pues bien, ante esas posturas (a mi juicio, desconocedoras de la realidad) les espeta el Nobel "al independizarnos de España, hace doscientos años, quienes asumieron el poder en las antiguas colonias, en vez de redimir al indio y hacerle justicia por los antiguos agravios, siguieron explotándolo con tanta codicia y ferocidad como los conquistadores y, en algunos países, diezmándolo y exterminándolo. Digámoslo con toda claridad: desde hace dos siglos la emancipación de los indígenas es una responsabilidad exclusivamente nuestra y la hemos incumplido. Ella sigue siendo una asignatura pendiente en toda América Latina. No hay una sola excepción a este oprobio y esta vergüenza".
No obstante, los dos pasajes que más me han gustado son los que se refieren a su forma de entender el nacionalismo. Si en lugar de Perú, ustedes ponen Galicia, probablemente entiendan mi sentimiento por mi zona de origen. "El amor al país en que uno nació, no puede ser obligatorio, sino, al igual que cualquier otro amor, un movimiento espontáneo del corazón, como el que une a los amantes, a los padres e hijos, a los amigos entre sí.
Al Perú (Galicia en mi caso) lo llevo en las entrañas porque en él nací, crecí, me formé y viví aquellas experiencias de niñez y juventud que modelaron mi personalidad....Lo que en él ocurre me afecta más, me conmueve y exaspera más que lo que sucede en otras partes. No lo he buscado ni me lo he impuesto, simplemente es así"
En épocas de nacionalismos excluyentes que se hacen oir (a gritos o de formas incluso más dañinas) resulta refrescante ver como Vargas Llosa confiesa que jamás ha sentido la menor incompatibilidad entre ser peruano y tener un pasaporte español. Según eso, España y el Perú son el anverso y el reverso de una misma cosa. Si lo son a miles de kms. de distancia ¿qué suc
ede cuando esa distancia no existe? Una reflexión que lanzo para los que tienen dificultades en entender este tipo de compatibilidades.
O... como dice el propio Mario "No hay que confundir el nacionalismo de orejeras y su rechazo del "otro" siempre semillero de violencia, con el patriotismo, sentimiento sano y generoso de amor a la tierra donde uno vio la luz, donde vivieron sus ancestros y se forjaron los primeros sueños, paisaje familiar de geografías, seres queridos y ocurrencias que se convierten en hitos de la memoria y escudos de la soledad."
No me extiendo más. Si quieren seguir leyendo pueden hacerlo pulsando aqui.
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