lunes, 13 de septiembre de 2010

Galicia, el campo, la leche y la escuela


Estos días de vuelta al cole se ha hablado mucho de la problemática de los pueblos de Galicia donde el descenso de la natalidad lleva a cerrar centros educativos que con 5 ó 6 chavales son difícilmente justificables desde el punto de vista económico. Claro que esto es una pescadilla que se muerde la cola. Como no hay niños, no hay coles, como no hay coles las familias jóvenes ni se plantean trasladarse o quedarse en el campo. Tengo dudas de si en este caso concreto la creación de oferta no ayudaría a estimular, siquiera en parte la demanda.

Lo que sí es indudable es la tristeza que me produce pasear por nuestro campo. Las malas hierbas lo cubren todo y allí donde en el pasado hubo cultivos de maíz, de patatas, navales de horta.. crece la maleza. Las gavias han desaparecido del paisaje porque se confunden con esa maleza que oculta caminos, come terreno y abona el terreno para los incendios forestales. En muchas de nuestras carballeiras y soutos es imposible recoger castañas que quedan sepultadas en el medio de la maleza.

Pero claro, no hay servicios, ni en muchos casos medio de vida. Nuestros ganaderos reciben precios en muchos casos irrisorios y que no cubren costes por sus productos, sean estos en forma de leche o de carne. Me comentaba un pequeño agricultor ganadero hace poco, que, los terneros se los pagan a 30€/ternero. El pago que se hace en origen a los productores decrece pero... ¿recuerdan Vds. algún momento en el que el precio de la carne haya disminuido? Yo por más que he puesto a recordar a mi madre y todas sus amigas (que de economía real saben un rato) no he encontrado ningún episodio de tal índole.

Del precio de la leche, no quiero ni hablar. No conozco el tema en profundidad, pero sí sé que algunos precios que se ofrecen en los supermercados son indignos. Este fin de semana he visto en un supermercado que, por cierto, hace alarde de su galleguidad, ofrecer el litro de leche a 39 céntimos de euro. No conozco en profundidad la estructura de costes de la producción de leche, pero mi intuición o mi sentido común me dicen que ese precio no es suficiente para pagar dignamente al productor y a todos los intermediarios existentes. Salvo que... lo que se nos ofrezca sea un producto desnaturalizado o sin pasar los controles de calidad, cosa que no quiero ni pensar que exista. Y... si alguien tiene que sufrir con este precio ¿adivinan cuál es el eslabón más débil de la cadena?

Claro que, si el supermercado ofrece esos precios es porque hay alguien dispuesto a comprarlo. Y aqui la responsabilidad ya no es únicamente del supermercado que tan a gala tiene su galleguidad. No señor, aqui la responsabilidad recae sobre todos nosotros. Sobre los que creemos que el trabajo debe ser remunerado dignamente, de los que nos apenamos al ver el campo gallego abandonado, de los que creemos en el valor de la vida rural y de su contribución al bienestar de todos: urbanitas y campestres. Además... por lo que parece nos cuesta bien poco. Según me ha contado mi amigo Juan, que de campo, vacas y leche, sabe un rato, para una familia media (4 miembros) con un consumo elevado de leche, la diferencia no llegaría a los 4€/mes. Vamos, lo que nos gastamos sin pestañear en una copa de vino por la tarde o en un par de cañas.

Por eso, quizá deberíamos hacer un ejercicio de responsabilidad. Hace ya mucho tiempo que creo que el poder del pueblo hoy se expresa con sus actos de compra tanto como con su voto. Si propugnamos unas ideas, si defendemos determinados planteamientos ¿tiene sentido que luego adquiramos productos que pueden estar contraviniéndolos? ¿no sería bueno informarnos al respecto de esto como nos informamos respecto a otras cuestiones? 

Quizá sea necesario si queremos seguir enseñando a nuestros niños en los paseos por el campo (si la maleza no lo impide) a los rumiantes gallegos por antonomasia

No hay comentarios: