Ahora bien, probablemente muchos se habrán preguntado qué son esas reformas y sobre todo, cuáles debe acometer España y en qué sentido. Es decir, cómo pasamos de las palabras a las realidades. Ay amigos, aquí el terreno es más resbaladizo y menos firme. Pocos aclaran qué son las reformas y menos se atreven a dar soluciones concretas.Pocos, pero existen.
Las reformas estructurales significan un cambio en aspectos de base y fundamentales en las instituciones de un país. Son modificaciones de calado que conllevan un cambio de las reglas del juego con un objetivo de modernización. Y.. como todo cambio generan resistencias.
He estado mirando las Country Notes de España en el informe de la OCDE Economic Policy Reforms Going for growth 2010 y me han sorprendido dos cosas. La primera es que no se limite a hacer un diagnóstico de la situación y decir que son necesarias reformas, sino que explique también qué reformas son necesarias. La segunda, es que la educación aparece como número 1 de las reformas a emprender. Siempre me han preocupado (quizá por tradición familiar) los temas educativos. Creo que la educación es la palanca fundamental para el desarrollo de la sociedad y me asusta ver su utilización no en ese sentido, sino como plasmación del sentido político de los elegidos para gestionar los asuntos públicos. Y... la educación en España, señores, tiene mucho recorrido de mejora. El 30% de los alumnos de ESO no termina, el 30% de los universitarios no acaba licenciándose y sólo el 30% lo hace en el tiempo establecido para ello, según expone Guillermo de la Dehesa.
Un paaís desarrollado requiere una educación de calidad. Y máximo en un mundo en el que China produce cada año 75.000 graduados en ingeniería y ciencias informáticas. E India, 60.000 como dice The Economist. Y una educación de calidad requiere, como toda industria competencia entre los proveedores. Y la competencia pasa por la transparencia. Probablemente por ello la OCDE establezca como recomendación prioritaria el establecimiento de exámenes estandarizados y centralizados (por favor que no se rasguen las vestiduras los nacionalistas a ultranza). Pero no sólo eso. Es preciso que se publiquen los resultados de cada centro. Y es también necesario que estos sean criterios que los padres puedan tener en cuenta a la hora de elegir centro para sus hijos. El cheque escolar, mecanismo que lleva funcionando en países como Francia desde hace mucho tiempo sería un mecanismo adecuado para ello.
Y para todo ello son necesarias otras mejoras que afectan a los que imparten educación. Es preciso introducir mejoras en la gestión y profesionalizar la función directiva. Pero también deberíamos prestar atención a otros puntos como la formación del profesorado. Formación que a menudo se circunscribe a los métodos educativos, y que, en los tiempos que corren tal vez deberían también abarcar cuestiones como los conocimientos y el uso de las tecnologías para impartirlos.
Probablemente no estén de acuerdo con mis tesis, pero son algunas ideas sobre las que creo que merece la pena reflexionar.
Prometo seguir hablándoles de las reformas
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