jueves, 14 de abril de 2011

cuando la inflación se llama hambre

La inflación ha subido en España en febrero y marzo, situándose en el 3,6% en tasa interanual. Una subida motivada fundamentalmente por el aumento del precio de las materias primas, alimentos y combustibles en su mayor medida. Esta es una mala notica, especialmente en un contexto de parón en la actividad económica que hace que amenace en algunos casos el fantasma de la estanflación: recesión más inflación, lo cual sería muy perjudicial (aún más) para los españoles.

Ahora bien esta magnitud que se suele estudiar en términos macro, tiene unos efectos muy directos en las economías domésticas. Cierto, en España los ciudadanos tenemos que ajustarnos el cinturón y restringir nuestro consumo o adaptarlo a estas condiciones más adversas. Pero esta inflación tiene unos rostros mucho más tristes. Efectos que se dejan sentir de forma especialmente aguda entre los más vulnerables que gastanmás de la mitad de sus ingresos en comida. Según un informe del Banco Mundial, el aumento del precio de los alimentos entre junio y diciembre de 2010 llevó a 44 millones de personas en el mundo (algo así como 4 veces Portugal o una vez España) a caer bajo el umbral de la extrema pobreza. Esto supone que estos 44 millones (adicionales a los que ya se encuenran en esta situación que se define por gastos de 1,25$ ó menos por día y persona) se ven obligados a alimentarse menos, a menudo con comida poco nutritiva que eleva la tasa de desnutrición, con las consecuencias que ello acarrea. Los precios de los alimentos, se estima que han crecido un 29% respecto a un año atrás.

Las cifras macro tienen su triste traslado microeconómico que empuja a millones de seres humanos a la desesperación. De hecho, muchos analistas creen que la subida de los precios de los alimentos es uno de los principales detonantes de las revueltas recientes en los países árabes que han traído transiciones políticas (aunque esto está por ver) y un reguero de muertos por todos ellos.

A veces nos preguntamos cómo impacta la macroeconomía en nuestras vidas. Para millones de seres, por desgracia, este impacto es directo, brutal y a menudo irreversible. ¿dejaremos de mirar ahora con frialdad las estadísticas y cifras de la macroeconomía? No pierdo la esperanza de que los que tienen que tomar decisiones al respecto, se sensibilicen con el problema de los más desfavorecidos y actúen para ayudarles.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Sensibilidad?, te refieres a: ¿humanidad, ternura, empatía, compasión, a eso que se supone nos hace humanos y provoca sentimientos que nos conmueven lo suficiente como para reparar en el otro y ver que no está bien?. Conseguir esto, si, estaría bien, pero creo que nadie se responsabiliza, faltaría más, no!!. Por lo que parece es el "sistema", y el "sistema" ni es sensible, ni tierno, ni empático, ni humano, de modo que es facilísimo, así nadie se siente culpable, se toman decisiones escudándose tras el "sistema", porque el "sistema" lo demanda y ya está, y si suben los precios, o se recortan derechos del "enfermo estado del bienestar" pues se recortan y punto. En cualquier caso, sigo creyendo que un día "despertaremos" y conseguiremos domar al "sistema" para este esté al servicio de las personas y no al revés.