jueves, 12 de enero de 2012

Alemania ponía el catering

Hace unos días les hablaba de la creciente desigualdad en el mundo y las negativas consecuencias que ello tiene para una sociedad.
Hoy he leído un artículo escrito por un antiguo vicepresidente del Banco Mundial en el que habla de la desigualdad entre países y dentro del propio país. Dentro del país, nos hacíamos eco de la frase de Kennedy que apunta que "Si una sociedad libre no puede ayudar a sus muchos pobres, tampoco podrá salvar a sus pocos ricos".  Pues bien, algo parecido sucede entre países. De poco puede servir a los concienzudos y ahorradores alemanes tener unas cuentas saneadas y superávit presupuestarios. “Su” euro seguirá cayendo en valor porque, anda! se da la casualidad de que es también el euro de los manirrotos países sureños dueños de importantes déficits presupuestarios.

En realidad, cabe preguntarse si en estos momentos son beneficiosos estos superávits que, en cierto modo están lastrando la recuperación al minorar la capacidad de gasto de los alemanes. Si el superávit presupuestario alemán se redujese (al igual que se predica del chino respecto a EE.UU.) aumentarían las compras e importaciones de los ciudadanos de este país. Importaciones que favorecerían la balanza de pagos de….. sus vecinos (en buena medida los países del sur de Europa) con lo que ayudarían a la reducción del déficit de las economías periféricas, que es para los ortodoxos su gran pecado. Por el contrario el mantenimiento de este superávit complica aún más la situación de los déficits de los países periféricos. En un contexto de actividad decreciente, cae la capacidad recaudatoria y aumenta el déficit. Las medidas de austeridad en el corto plazo minan aún más la capacidad productiva y por ende la capacidad recaudatoria. Esta aparente espiral viciosa podría romperse gracias a un estímulo externo, vía exportaciones, por ejemplo.

Por eso quizá a nuestros vecinos alemanes, les convendría ser un poquito menos ahorradores y soltarse la melena (sin excesos, eh!). Con ello ayudarían a la recuperación de los vecinos sureños y, a su propio progreso. No olvidemos que en la pasada década las exportaciones de Alemania a los países del sur de Europa ayudaron enormemente al crecimiento germano. De modo que, también se beneficiaron de la tan denostada fiesta sureña. Si los periféricos eran que participaban en ella, quizá los alemanes eran los que ponían el catering!

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