La salida parece lógica en un país estancado en el que la demanda interna cae, la actividad económica se desploma y donde pocos sectores dan alegrías. El único que en este sentido nos permite albergar esperanzas es el ligado al exterior. Ya sea vía exportaciones o por el turismo. Las exportaciones siguen creciendo a buen ritmo, pero, su peso sobre la producción nacional es tan pequeño, que no pueden contrarrestar la fuerte caída en el consumo de las familias (más o menos éste supone el 60% del PIB). Los turistas siguen viniendo a España. A la soleada oferta hotelera de nuestro país se une el temor a las revueltas vividas en muchos países del Mediterráneo, que la hacen más atractiva . En los cuatro pirmeros meses del año, el gasto total aumentó un 8,7% si bien el gasto medio por turista permanece estable y el gasto diario cae un 1,2% hasta los 94€.
Mientras tomábamos café en un bar tradicional de nuestra España, la tele estaba puesta. Los programas de la mañana retransmitían las imágenes de la Plaza de Cataluña en Barcelona. Me entraron escalofríos al ver las imágenes. Daba la sensación de una batalla campal y me preguntaba qué pensarían los ciudadanos de Alemania o Reino Unido al ver lo que sucedía allí. Fácilmente pueden llevarse la impresión de que España es un país asolado por las revueltas. No digo que no haya motivo para ello (en eso ni entro ni salgo) pero lo cierto es que las cosas están tranquilas en nuestras calles. Y lo cierto es que necesitamos más que nunca a los turistas y su gasto en España. Como país no podemos permitirnos dar una imagen de desorden, violencia y revueltas que genere desconfianza en el exterior. Es preciso ser conscientes de ello y hacer un ejercicio de responsabilidad por parte de todos. Quizá tengan razón los que se manifiestan, quizá tengan razón las fuerzas del orden en intervenir, pero por encima de intereses personales está el interés de España como país y sus 45 millones de habitantes. Y estos 45 millones de habitantes y, muy especialmente los 5 que están en paro, no quieren ver agravada su situación por la imagen que transmite una plaza en concreto. Seamos responsables. Me acuedo ahora de un anuncio de los años 70 que trataba de inculcar el ahorro en el consumo de gasolina bajo el lema "aunque usted pueda pagarlo, España no puede" Ahora suce lo mismo, aunque los protagonistas puedan permitirse dar esa imagen, España no puede.
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