Nos hemos cansado estos días de escuchar en diversos foros que esta generación que accede ahora al mercado laboral, es la gneeración mejor preparada de la historia, pero también la que por primera vez en muchos años, vivirá peor que sus padres. Se han preparado, han estudiado y .... parece que no encuentran salida para desarrollar la formación que con tanto sacrificio propio (y, en el caso de España también de la familia) han adquirido. A estas reflexiones se unen las que me suscita un artículo de The Economist que me envió mi amigo Xabier y que cuestiona si merece la pena hacer un doctorado. Concluye el artículo (que pueden leer
en este link) que, a menudo es una pérdida de tiempo.
El artículo en sí ha sido objeto de debate en algún grupo de amigos, conocedores del asunto y ellos dan esperanza. Por lo general opinan que la formación será cada vez más valorada y que el doctorado adquirirá un reconocimiento (también económico, y no sólo de prestigio) cada vez mayor. Espero que así sea. Soy de las que no entienden que el esfuerzo, la formación, el trabajo, etc. no encuentren premio. Me apunto más al carro de S Pablo y, como él tiendo a pensar que "ningún esfuerzo quedará sin recompensa".
Buena reincorporación a la rutina!
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