Pasamos del G-8 al G-20 durante la crisis quizás debido a la emergencia y tamaño de los acontecimientos que se estaban viviendo. Por eso, cuando algunos comienzan a ver la luz al final del túnel, parece que no tienen tanto interés en seguir políticas coordinadas en materia económica. Parece un error. Pasar del reducido G-8 al G-20 fue una forma de reconocer tácitamente que los grandes problemas económicos sólo pueden ser resueltos coordinadamente. Pero además, supuso reconocer que dichos problemas no pueden acometerse, y menos resolverse, sin la participación de las llamadas economías emergentes. Y... aunque la crisis remita algo, estos dos hechos siguen siendo ciertos.
El G-20 seguramente es imperfecto pero parece ser la única entidad con legitimidad suficiente para tratar los problemas que siguen aquejando a loa economía mundial. Si el G-20 no funciona es probable que veamos aumentar las disputas entre países. Los últimos episodios acerca de las políticas de devaluación de monedas parecen confirmarlo. Por eso sería deseable que la cumbre de Seúl fuese exitosa. Como he dicho el G-20 no puede resolver todos los problemas económicos del mundo, pero puede ser un buen antídoto para evitar las tentaciones proteccionistas que han sacudido a algunos países en los últimos tiempos. Les parece poco?
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