sábado, 30 de octubre de 2010

El negocio de los muertos

Nos acercamos a uno de los fines de semana con más desplazamientos de todo el año. En él solemos recordar a nuestros familiares difuntos y tratamos de honrarlos visitando los cementerios. A algunos les parece una costumbre macabra, a mí, no. Desde niña he acudido con mis padres a visitar las tumbas de los seres queridos. Y me gustaba el trajín de los días previos en el cementerio limpiando y arreglando las sepulturas para que el día 1 luciesen hermosas. Y además me gustaba porque ese día veías a familiares y "amigos de familia" a los que hacía tiempo que no tenías ocasión de saludar.

Existe un negocio ligado a este mundo como bien saben floristerías y otras empresas del ramo que en este fin de semana venden un porcentaje muy elevado de sus ventas. Los precios de los claveles se ponen por las nubes y el tráfico hacia los cementerios, a menudo nulo, se vuelve complicado.

Existe otro negocio ligado a los difuntos que ya no me gusta tanto. Me refiero a la costumbre importada que tratan de imponernos aqui desde su vertiente más comercial: Halloween. He vivido en EE.UU. y allí entiendo el Halloween. No aquí. Creo que este mundo globalizado aún conserva parte de su atractivo a través de las diferentes costumbres de unos y otros países. ¿por qué esa manía para intentar hacerlo todo igual aunque lo que resulte sea un sucedáneo más bien insipido del original?  Santos ha sido en Galicia época de magostos, de reuniones familiares al lado del fuego. En México tienen también sus tradiciones ligadas a la muerte y en EE.UU. (diciéndolo muy simplistamente) impera el naranaja. Y la gracia es que cada cual lo viva a su modo, no que hagamos un patchwork sin sentido de cosas que no entendemos.

Y me he desviado del tema. Me parece muy bien el recuerdo de los seres queridos. Pero hay negocios ligados a la muerte que me parecen absurdos. me refiero a esa noticia de esta semana a propósito del  fallecimiento del pulpo Paul. Resulta que al bueno del pulpo le han incinerado y han depositado sus cenizas en una urna que se puede visitar. Al lado de la urna un libro de condolencias. Y... para los que no puedan ir in situ, un libro de condolencias on line. Me parece el colmo. ¿Hemos perdido la chaveta? ¿es que ya no diferenciamos entre lo que es la vida de un ser humano con el impacto que ha podido dejar en otros y... la vida de un ser como un pulpo? Lo cierto es que me parece absurdo aunque... a lo mejor el absurdo está en la historia de este pulpo ya desde un principio.

Feliz puente de Santos

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