Alguien puede pensar que el concepto monopatín es, no
obstante, relativamente nuevo en una lengua de solera como la nuestra. Pero,
las sustituciones de palabras tradicionales por otras de importación llega
hasta conceptos que están en el Nuevo Testamento. Ahora resulta que están de moda los
"wedding planners", esos señores (generalmente señoras) que se
encargan de dirigir a todas las personas involucradas en la organización de una
boda. Son gentes siempre pegadas a un móvil (y a veces también a un pinganillo)
muy estresados para que todo esté como quieren los novios en su gran día (que
además suele llevar cada vez más a puestas en escenas y caprichos de lo más
originales) y que empiezan a ser una personaje caricatura en el mundo del cine.
Pues resulta que el concepto de wedding planner no nació ayer. En el Nuevo
Testamento, al hablar de las Bodas de Caná en las que Cristo hizo el milagro de
convertir el agua en vino, hay una figura parecida. Y, que yo sepa, jamás hemos
oído en la iglesia decir "Cuando el wedding
planner probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde venía (los
sirvientes, que habían sacado el agua, sí lo sabían), llama al novio y le dice:
«Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya todos están bebidos, el
inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora». Yo jamás he oído eso.Nadie se ha referido en un púlpito al wedding planner de Caná y, sin embargo, como
las meigas, parece que existió. El castellano tiene riqueza suficiente y la traducción de
las Escrituras habla de del maestresala o del mayordomo. Puede que estas
palabras suenen algo más arcaicas o antiguas, pero también aportarían el lustre
de la pátina del tiempo que, por otro lado, se busca organizando este tipo de
eventos en palacios, castillos, pazos y demás lugares de abolengo. Pensándolo
bien, eso de wedding planner suena muy funcional, como a oficina, distrito
financiero o congreso de médicos. Desde luego mucho más romántico lo de
maestresala.
domingo, 17 de enero de 2016
Los palabros
Alguien puede pensar que el concepto monopatín es, no
obstante, relativamente nuevo en una lengua de solera como la nuestra. Pero,
las sustituciones de palabras tradicionales por otras de importación llega
hasta conceptos que están en el Nuevo Testamento. Ahora resulta que están de moda los
"wedding planners", esos señores (generalmente señoras) que se
encargan de dirigir a todas las personas involucradas en la organización de una
boda. Son gentes siempre pegadas a un móvil (y a veces también a un pinganillo)
muy estresados para que todo esté como quieren los novios en su gran día (que
además suele llevar cada vez más a puestas en escenas y caprichos de lo más
originales) y que empiezan a ser una personaje caricatura en el mundo del cine.
Pues resulta que el concepto de wedding planner no nació ayer. En el Nuevo
Testamento, al hablar de las Bodas de Caná en las que Cristo hizo el milagro de
convertir el agua en vino, hay una figura parecida. Y, que yo sepa, jamás hemos
oído en la iglesia decir "Cuando el wedding
planner probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde venía (los
sirvientes, que habían sacado el agua, sí lo sabían), llama al novio y le dice:
«Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya todos están bebidos, el
inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora». Yo jamás he oído eso.Nadie se ha referido en un púlpito al wedding planner de Caná y, sin embargo, como
las meigas, parece que existió. El castellano tiene riqueza suficiente y la traducción de
las Escrituras habla de del maestresala o del mayordomo. Puede que estas
palabras suenen algo más arcaicas o antiguas, pero también aportarían el lustre
de la pátina del tiempo que, por otro lado, se busca organizando este tipo de
eventos en palacios, castillos, pazos y demás lugares de abolengo. Pensándolo
bien, eso de wedding planner suena muy funcional, como a oficina, distrito
financiero o congreso de médicos. Desde luego mucho más romántico lo de
maestresala.
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