Estoy leyendo el libro de John K. Galbraith titulado "El crac del 29". En él el autor desgrana cómo se gestó la gran crisis que condujo a la Gran Depresión. Las similaritudes con laactual son, en algunos aspectos, asombrosas.
Dedica un capítulo a Richard Withney, tristemente conocido por el fraude al estilo Ponzi que engendró (¿no les recuerda a Madoff?). Este financiero, tenía la osadía de declarar en 1932, cuando ya sus estafas estaban ya muy adelantadas, que una de las necesidades esenciales de "un gran mercado de los agentes de cambio y Bolsa deben ser honestos y financieramente responsables". Ahí es nada. También algunos de los ángeles ( o más bien deberíamos llamarles demonios) caídos recientemente hacían gala de honestidad y transparencia. ¿Será que se repite la misma historia? Pero el buen Richard aún decía más. Apuntaba que llegaría un día en que la Bolsa supervisaría las actividades financieras de sus miembros de un podo tan riguroso que las quiebras "serán poco menos que imposibles". Vaya, no se han cumplido sus profecías.
El compartía algunas características con Madoff, había sido presidente de la Bolsa y un socio preminente dentro de la comunidad financiera (¿les suena?).
Tras este escándalo y otros parecidos se inició una regulación mucho más exhaustiva de los mercados. Hasta entonces Wall Street había insisitido en el derecho a e la comunidad financiera se gobernase por sus propias reglas. Posteriormente en 1933 se publicó la Ley sobre Títulos y Valores con el fin de regular más ferréamente los mercados. Entre otros, se exigió una completa y cabal declaración de las nuevas emisiones de títulos "aunque no hubo manera de arbitrar un procedimiento para que los posibles inversores se aplicasen a leer lo que había sido declarado". Un vistazo a la página web de la CNMV nos daría idea de lo vigente que aún resulta esta difcultad. Se prohibieron las ventas masivas, extender rumores confidenciales o informaciones claramente falsas y otros procedimientos para proveocar alzas o bajas artificiales y todo tipo de manipulaciones. Se separá la gestión de los bancos comerciales de las de sus holdingsy se sujetaron as bolsas a la regulación delos poderes públicos, creándese al efecto a Comisión de Valores y Bolsa.
No obstante, de nuevo el péndulo pronto volvió a oscilar hacia el lado contrario. Así ya en 1938 algunos de los impulsores de las anteriores reformas comenzaban en sus diiscurso a elogiar las virtudes del principio de libre empresa.
En fin, que parece que la historia nos lleva por caminos parecidos y que tras épocas de fuerte desregulación, suceden otras en las que la "intromsión" de los poderes públicos es mucho más fuerte y de nuevo vuelve a comenzar el movimiento del péndulo. Ahora bien, creo que todos y cada uno de estos movimientos del péndulo, nos acercan cada vez más al punto de equilibrio. y... por el bien de todos, esperemos que´así sea!
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