Si dejamos al margen la alarma que la epidemia provoca (acaba de morir la primera víctima no mexicana, un bebé en EE.UU. de casi dos años), supongo que algunos brasileños habrán disfrutado, siquiera un pelín sometiendo a los adustos y serios europeos a tremendos controles. De hecho, ya a finales de año, y "en venganza" por ciertas restricciones impuestas por España, ya Brasil sometió a fuertes controles a los pasajeros europeos.
Puede parecer el mundo al revés, pero creo que tendremos que acostumbrarnos a que en un mundo cada vez más global, las normas ya no siempre las imponen los mismos.
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