jueves, 31 de diciembre de 2015

Stand by me

Hoy es el "día de inventario" de ver en qué se han quedado los buenos propósitos e intenciones de hace un año.  No voy a profundizar en este punto. Siento que suelo ser demasiado ambiciosa cuando fijo planes, ¿o será el efecto de la bebida que suele acompañar el fin de año? 

También es el día de hacer balance y ver cómo ha ido el año. Como todos los años este 2015 ha tenido momentos buenos y otros no tantos. Hoy recuerdo especialmente a aquellos que se han ido. Algunos, después de estar largo tiempo enfermos. Tanto, que a veces parece que siempre hubiesen sido así, débiles, frágiles, con ojos que miraban desde cuencas hundidas y un tanto asustados. Sólo las fotos nos recuerdan que han sido personas llenas de vitalidad, alegría, bromistas, ágiles y activos. Otros, se han ido muy rápido. Tanto, que casi no ha dado tiempo a despedirse y darnos cuenta de su partida. Aún nos sorprendemos al ver su sitio vacío o pronunciar su nombre en pasado. A todos, el cariño y el recuerdo por todo lo que han compartido con nosotros, las lecciones que con su ejemplo nos han dado y la generosidad que nos han mostrado.

También entre los famosos ha habido partidas. A finales de abril nos abandonaba el cantante Ben E,. King que nos ha dejado para siempre una canción estupenda "Stand by me".Escuchaba hoy en la radio "Stand by me" y pensé en qué o quién quiero que me acompañe durante todo el año que empieza. La respuesta puede parecer manida, pero es sincera. Quiero que me acompañen mi familia y amigos, ese núcleo que nos hace más alegres los momentos felices y más llevaderos los momentos complicados. Quiero también que nos acompañen a mí y a los míos la salud, la alegría, la paz, la ilusión, la energía y el sentido del humor. 

Por supuesto, hay cosas que me gustaría perder de vista en 2016. La violencia, el miedo, el terror. El año comenzaba brutalmente con los atentados de Charlie Hebdo y hoy el miedo impide celebrar el comienzo de año en muchas ciudades de Europa, y en otras impone restricciones y medidas de seguridad extremas. Recuerdo que hace unas semanas, al ver una mochila en el suelo de un baño del aeropuerto, experimenté una punzada de terror y tuve que sobreponerme para no salir huyendo. Me negué a ceder al miedo, aunque me costó. No quiero vivir así con miedo en el cuerpo. Una de las cosas que hacen una sociedad agradable, atractiva y  libre y que marcan la diferencia de los países desarrollados es el poder caminar por la calle tranquilos y sin temor. He nacido en una sociedad así y quiero que siga siendo así. 

2016 vendrá marcado por el 400 aniversario de la muerte de Cervantes y por ello quiero finalizar este post con las palabras del genial escritor, quien, ya en su tiempo era consciente del valor de la libertad que parecen estar robándonos "La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida."

Muy feliz 2016.

domingo, 20 de diciembre de 2015

Jornada de reflexión en los Cañones del Sil

Siempre me ha hecho gracia el nombre de "Jornada de reflexión". Me parece pomposo y de altas pretensiones. Aunque, he de reconocer que me gusta que, siquiera de modo nominal, nos acordemos de la necesidad de reflexionar. Y... agradezco enormemente la liberación, siquiera por 24 horas, de todo el ajetreo de la campaña electoral y la "resaca" postelectoral que llega luego.

Tratándose de una jornada de reflexión, me pareció estupenda la propuesta de mis amigos del Club de Montaña Verso Libre (nombre evocador donde los haya, especialmente para aguerridos montañeros y escaladores) para disfrutar del día recorriendo las laderas de los Cañones del Sil. Mi primera reflexión de la mañana (de eso se trataba, no?) surgió de un elemento muy humilde. Tomando el café matutino en el bar de Parada do Sil, me distraje con el vuelo de una mosca (como en el cole) hasta que me dí cuenta de lo extraordinario que resulta ver moscas en las tierras frías del interior de Galicia en la segunda quincena de diciembre. Parece ser que lo del cambio climático va en serio. Tan en serio que durante el día nos sobraron jerseys, abrigos, guantes (sólo a mí se me ocurre hacer acopio de semejante prenda) y demás prendas propias de la estación en la que estamos. 

Los Cañones del Sil son un lugar único y mágico. El río ha encontrado su cauce a muchos metros de profundidad entre estas paredes graníticas de color gris. Las laderas del río son aprovechadas desde la época de los romanos para viñedos. Viñedos que son toda una obra de arte, ya que se asientan sobre terrazas construidas en piedra para dar cierta estabilidad al terreno, ciertamente muy inclinado. ¡cuánto trabajo para extraer el que los romanos ya llamaban el vino de los dioses! Algunas terrazas se encuentran abandonadas y recubiertas por un musgo aterciopelado en el que crecen derechos pequeños robles.  La marcha transcurre ladera arriba y abajo en un día en el que el sol arranca los mejores colores de las últimas hojas que aún amarillean en los castaños, robles y hayas que colgándose de la ladera se asoman al río. La caminata transcurre en un ambiente fantástico (siempre sucede así) y, es lo que tienen los lugares bonitos con buen tiempo, de cuando en cuando nos paramos a admirar el espectáculo que la naturaleza nos regala, retrasando un poco el ritmo. Marchamos por antiguos caminos empedrados que se encuentran ahora cubiertos por una gruesa capa de hojas que dificulta ver dónde se ocultan las piedras más irregulares y traicioneras. ¡Hoy los bastones han sido una gran ayuda! Es necesario
concentrarse en el suelo y a través de las hojas depositadas nos vamos dando cuenta de los árboles distintos que vigilan el camino. Las hojas ovaladas de los castaños y los erizos (que en la mayoría de los casos ya han perdido su botín de castañas) predominan. De trecho en trecho, no obstante, ceden la hegemonía (mayoría en términos electorales) a las hojas barrocas y curvilíneas de los carballos (robles). De pronto unas piñas, advierten de que pasamos cerca de unos pinos. Y... el sobresalto es mayor cuando el color ocre se ve interrumpido por el rojo llamativo de unos frutos que se esparcen por el suelo. Son madroños (morogos) que aún conservan sus hojas. Llegamos a los llamados Balcones de Madrid (allí se despedían de los segadores que iban a Castilla) y disfrutamos de uno de los paisajes más maravillosos de la geografía gallega. Las paredes grises, duras, majestuosas, tranquilas que vigilan el curso del río Sil que circula sosegado a su encuentro con el Miño.

Pero no solo de arte de la naturaleza se nutre la zona. Estos parajes alejados, duros y aislados fueron elegidos por muchos ermitaños para retirarse a meditar y a lo largo del río hay una colección de monasterios, iglesias, cenobios... Algunos grandes como el de Santo Estevo, hoy convertido en establecimiento hotelero y otros más humildes pero llenos de encanto. Nuestra ruta nos lleva al Monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil, una joya románica que aparece oculta entre los castaños con varias edificaciones alrededor de los antiguos claustros. La iglesia se mantiene en bastante buen estado y exhibe con orgullo su rosetón. Los claustros tienen algo de mágico y en los pisos superiores los parladoiros pegados a las ventanas conservan un encanto especial. Les llaman las iglesias luciérnagas y ciertamente, en tiempos medievales debieron ser un faro de espiritualidad, refinamiento y cultura para los campesinos de la zona.


Tras la visita al monasterio y unos cuantos kilómetros en nuestras piernas, termina el recorrido. Nos espera la comida en uno de los restaurantes de la zona. Los platos, como cabe esperar, son contundentes y las raciones abundantes, de modo que el efecto reparador está más que conseguido. Tras la comida, toca abandonar estos lugares mágicos antes de que caiga la tarde y comience la lluvia, que el fuerte viento que sopló durante todo el día hacía presagiar. 

Antes de irme de la zona me detengo en Xunqueira de Espadanedo, pueblo que tiene uno de los nombres más llamativos de Galicia. Es un lugar pequeño, anodino donde comercios como "Novedades Pérez" surten a la gente en su día a día y donde a veces se pueden encontrar los objetos más inverosímiles. Decía que es un lugar anodino, si no fuese por su monasterio (otro de los muchos de la zona) que se alza en el medio del pueblo y cobija iglesia, ayuntamiento y salón social. A esta

hora de la tarde y con los nubarrones de fondo resulta sobrecogedor. La iglesia está abierta. Entro. No hay ninguna luz encendida. Sólo unas velas al fondo y la escasa claridad que logra colarse por las escuetas ventanas. Me doy cuenta de cómo debían de sentirse los hombres del medievo en lugares como éste. Sin apenas poder ver y sumergidos en una oscuridad amenazadora es fácil que fuesen asustadizos y se sintiesen débiles.

Si mis reflexiones matutinas comenzaban con una humilde mosca, terminan pensando en la naturaleza del ser humano. La majestuosidad de los cañones nos recuerda lo humildes e insignificantes que somos ante esta naturaleza poderosa. La falta de luz en la iglesia de Xunqueira me hace valorar más esas pequeñas cosas que muchas veces damos por supuestas, como la luz eléctrica. Esa maravilla que transforma la noche en día, lo inhóspito en amigable, lo desconocido en familiar y a la que aún no tienen acceso muchas personas en el mundo. Y... pienso en la coincidencia de que este río Sil por cuyas cercanías he paseado, sea uno de los cauces más explotados en España para la producción de energía eléctrica.





domingo, 13 de diciembre de 2015

Airbnb: viejos nuevos negocios

Esta semana se confirmaba oficialmente la noticia publicada inicialmente en junio según la cual Airbnb había levantado financiación por valor de 1.500M de dólares con una valoración de 25.000M de dólares. Las cifras en esta empresa son siempre mareantes y parece que no existe límite a alcanzar.

Este empresa, que es uno de los máximos exponentes de la economía colaborativa, me trae memorias de la infancia. Siendo niña, recuerdo que cuando venía a Coruña con mis padres, en los semáforos de las calles de entrada solían apostarse hombres y  mujeres que, al ver la matrícula de fuera de nuestro coche, se acercaban. Ofrecían alojamiento en sus casas a las personas que acudían a Coruña. Claro que entonces la cosa tenía menos glamour y en lugar de "economía colaborativa" se llamaba "tapar agujeros" o llegar a fin de mes. Pero... en esencia el corazón del negocio era el mismo. Los mecanismos diferentes, pero la intención similar: completar ingresos (en algunos casos, igual que sucede con airbnb, se trataba de la fuente de ingresos principal de la familia) aprovechando el espacio no utilizado.

Recuerdo que algunos de los oferentes eran bastante insistentes y no aceptaban un "no" por respuesta. Igual que esos anuncios que nos persiguen en nuestra navegación por internet. Recuerdo también que desaparecían rápidamente cuando avistaban un policía (la regulación y el pago de impuestos no estaba nada claro tampoco entonces). Y recuerdo que a veces circulaban historias de personas que habían utilizado estos servicios y se habían llevado una gran decepción (e incluso sustos). Igualito que ahora con Airbnb.

Por eso no me ha extrañado que Cuba haya sido uno de los países en los que Airbnb ha conseguido extenderse más rápidamente. Toda la infraestructura semiinformal de paladares en las que se alojaba a turistas con familias era un terreno abonado para que el modelo calase. En realidad, el modelo es el mismo, sólo que en lugar de utilizar intermediarios y personas conectadas, se utiliza la tecnología y las conexiones de internet (un tema no menor en la isla). Supongo que en eso consiste la innovación, en seguir atendiendo las necesidades del ser humano, basándose en modelos de negocio ya existentes, pero mejorando la forma en que se proveen gracias a la tecnología (mayor comodidad, mayor previsibilidad, mayor fiabilidad y mayor rapidez). Y.... supongo que en estos tiempos de mayor frugalidad y de economía circular, en la que el desperdiciar vuelve a estar mal visto,veremos, gracias a la tecnología, el renacimiento de modelos de negocio de tiempos de menor abundancia que los de inicios del siglo XXI. ¡Estemos atentos!