Sábado lluvioso. Leo un número atrasado de Newsweek en el que hace referencia al mundo del lujo. Una pensaría que en una situación de crisis, los consumidores tenderían hacia objetos de menor precio con el fin de ahorrar. Pues... sólo en parte. Según el artículo, sí es cierto que hay menos gente que compra objetos caracterizados como de lujo. Pero... con matices.
Por un lado, las marcas están volviendo a sus orígenes. Louis Vuitton remarca lo convenientes que sus mercancías resultan para los viajes. Y para reforzarlo nos cuelan a Sean connery (leyenda viviente él mismo) recordándosnos que algunos viajes se convierten en leyendas. Refuerzan la autenticidad tradicionalmente asociada a la marca, ella misma legendaria.
Por otro lado resulta que la gente se vuelve más cautelosa con las compras. Como no pueden permitirse tantos caprichos como en el pasado, compran menos prendas pero... al ser una compra pensada (y no fruto de un arrebato compulsivo en la tienda)se buscan objetos de mayor calidad, que duran más, tienen una mejor vejez y son, como diría madre "más ponibles". En definitiva, artículos de más valor. Y se ahorra! Yo misma he experimentado esta situación. Hace unos años, combiné estudios y trabajo en dos ciudades distintas. No tenía ocasión de comprar... salvo en los aeropuertos! Y los aeropuertos no se caracterizan por ser lugares de precios especialmente bajos. Pues bien, ese año compré sólo lo que era estrictamnte necesario y compré artículos de gran calidad.Y he de decir que ahorre bastante. Al final, los chollos que nos encontramos en una tarde en la que combinamos paseo y compras, suelen pasar una factura demasiado elevada!
Así que, parece que en crisis toca cambiar cantidad por calidad!
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