viernes, 12 de febrero de 2010

Final feliz


Tengo un presentimiento o una intuición que no puedo comprobar, pero que quiero compartir con Vds. Muchas veces en los últimos tiempos cuando veo una película me quedo con mal sabor de boca. No abundan los finales felices. Pero... en los clásicos de hollywood ocurría lo contrario. El héroe se quedaba con la chica y vivían felices.

Y... pensando, pensando me surge la idea de que en sociedades con grandes problemas económicos, la gente (o al menos los productores así lo creían) quería finales felices que les evadiesen de la realidad, que les permitiesen soñar y pensar que un mundo mejor es posible. La manipulación del final en algunos clásicos de Hollywood desde Desayuno con diamantes, pasando por Frankestein o el Jorobado de Nôtre Dame que terminan mejor en el cine que en las obras escritas que las inspiraron, parece confirmarlo. En una época de grandes estrecheces económicas convenía a todos que la gente pensase que existía (como casi siempre existe) la posibilidad de un futuro mejor. Y por eso, entre otras razones, me gustan esos clásicos. Me dejan una visión positiva de la vida y la realidad.
Luego vinieron años de abundancia económica y también de bastante egoísmo, y eso de los finales felices estaba mal visto. Quizá algunos pensasen que resultaban demasiado pueriles. O quizás una comedura de coco temporal, aunque sólo fuese en la sala del cine o delante de la pequeña pantalla, permitía a algunos pensar que habían cubierto su ración de preocupación por los problemas de los demás. También pudiera ser que en una sociedad hedonista como la que hemos vivido, la comparación con gente que estaba mucho peor que los espectadores, les hacía sentirse mejor. O, simplemente se trataba de una moda. No lo sé, pero me ronda la cabeza la idea de que algo tiene que ver con las vicisitudes económicas de la sociedad (en bollywood generalmente las películas terminan bien, y.... he de decirles que a veces resultan algo empalagosas, quizás porque el indio medio ha de vivir con dificultades y estrecheces).

Y ahora? me pregunto. Tal vez en unos tiempos tan duros como los actuales, cambien las tornas y vuelvan a abundar los finales felices. Ya bastante agobiado está el personal como para que salga del cine, aún con el alma más encogida. No lo sé, pero.... personalmente, ojalá vuelvan los finales felices. Aunque... mi última experiencia no va mucho por esa senda. "En tierra hostil", la última película que he visto en el cine, no es lacrimógena, pero es ciertamente muy desasosegante. Claro, que, probablemente la producción estaba pensada antes de que comenzásemos a sentir de verdad la virulencia de la crisis.

Que tengan un feliz fin de semana de Carnaval

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