Estuve en días pasados en una conferencia. En ella Jeroen Boschma, autor del libro "Generación Einstein" dijo algo que me sorprendió. Muy amenamente el Sr. Boschma nos contó que los estudios demuestran que la parte del cerebro que resulta activada cuando hablamos o pensamos en la religión, también lo hace cuando hablamos de marcas. Caramba.
Después de haber asisitido a varias conferencias acerca de marcas y fidelizar clientes, no sé si es muy bueno que estas técnicas tengan un éxito rotundo, no sea que las marcas nos lleven a determinadas cosas a las que ha llevado un entendimiento equivocado de la religión. Me refiero a las guerras. Cierto que el lenguaje del marketing es bastante belicista: guerras de precios, lucha por el lineal, etc. Pero espero y deseo que eso se mantenga en el plano de un lenguaje metafórico. Si lamentables son todas las guerras, no puedo imaginarme una más lamentable que una que llamase a los ciudadanos a filas para luchar por Cola Cao o Cocacola, por poner sólo dos ejemplos. Absurdo, ¿verdad?, ¿ridículo?, totalmente.
Quizás les parezca disparatado, pero... ¿estamos muy lejos de ello cuando dos seguidores de futbol de dos equipos contrarios se enfrentan?
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