jueves, 12 de marzo de 2009

El futuro del mundo pende del aliento de los niños que van a la escuela.

Vienen a mi mente estas palabras de Albert Einstein, al leer las noticias sobre el muchacho alemán que entrando en su escuela de Winnenden (Alemania) mató a 15 personas. 60 disparos efectuó en la escuela y 44 durante su huida.

El estremecimiento que esta noticia me provoca se une al que me produjeron la frialdad de los supuestos involucrados en la muerte de Marta del Castillo. Frialdad que resulta más impactante y preocupante si tenemos en cuenta la juventud de los protagonistas.

Como sociedad cabe preguntarse qué futuro nos espera si nuestros niños no van a la escuela. Y peor aún a qué clase de futuro nos conducimos si la escuela no cumple sus fines.

La educación debería ser un tema prioritario para toda la sociedad, y por tanto para los gobiernos, y no un elemento más de la política que cambia de rumbo según los intereses puntuales del momento.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tenemos que volver a la cultura del esfuerzo de aquella escuela en la que nos educamos. No es sobreeducar que un niño sepa dividir con 7 años, simplemente supone tener un mínimo de disciplina. Como decía David Cooperfield hay que concentrar los esfuerzos en cada momento en un solo objeto.