miércoles, 18 de marzo de 2009

Viejas recetas

Mi amigo Jaime acaba de enviarme un documento fechado en 1863 en el que el entonces Secretario del Tesoro americano Hugh McCulloch hacía unas recomendaciones a los banqueros. Recomendaciones que merecen una atenta y renovada lectura


No conceda creditos que no esten asegurados mas alia de toda contingencia razonable. No haga
nada para animar 0 promover la especulaci6n. Facilite solamente las transacciones que sean
legitimas y prudentes. Que sus descuentos_sean por un plazo tan corto como le permita cl negocio
de sus clientes, e insista en que cl pago de toclo cl pape! se realice al vencimiento, tanto Vd. necesita e!
dinero coma si no. No renueve nunca una operaci6n 0 una factura simplemenre porque no conozca donde
colocar e! dinero con la misma rentabilidad, en caso de realizarse cl pago. De ningim otro modo puede Vd.
controlar adecuadamente su linea de descuenro, 0 hacerla permanentemente segura.
Distribuya sus creditos en lugar de concentrarlos en unas pocas manos. Los crcditos e!evados concediclos
a una sociedad 0 individuos imicos, aunque en ocasiones pueden ser licitos y necesarios, son generalmente
poco juiciosos y frecuentemente inseguros. Los acreedores importantes pueden tener posibilidad de
controlar ell3anco: y si se produce esta rclaci6n entre un Banco y su cliente, no es dificil saber quien sufrira
fjnalmente las consecuencias. Cada d61ar que una Banco presta por encima de su capital y reservas, 10debe,
y sus gestores tienen por consiguiente la obligacion mas estricta hacia sus acreedores, asi coma a sus
accionistas, de mantener sus lineas de descuento permanentemente controladas.
Trate a sus clientes con desprenJimiento, no olvidando nunca que un Banco prospera si sus clientes
prosperan, pero nunca les permita que le dicten su politica.
Si duda de la conveniencia de un descuento, dele al Banco el beneficio de la duda y no 10 admita: no
descuente nunca si duda de su conveniencia. Si tiene razones para desconfiar de la integridad de un cliente,
cicrre!e su cuenta. No trate nunca con un brib6n en la creencia de que Vd. puede impedir que le engafie. El
riesgo en este caso es mayor que los benefjcios.
Pague a sus cmpleados salarios que les permitan vivir con holgura y respctabilidad sin tcncr quc robar: y
pidalcs la totalidad de su tiempo. Si un empleado vive por encima de sus ingresos, despidalo. Incluso si su
exceso dc gastos se puede explicar en forma consistente con su integridad, aun asi despidalo. La
extravagancia, aunquc no sea un crimen, conduce inadvertidamente al crimen. No puedc ser empleado de
confianza de un Banco quien gasta mas de 10 que gana.
El capital de un Banco debe ser una realidad, no una ficci6n. Y debe estar en las manos de quienes tienen
dinero que prestar, y no de los necesitados de el. El interventor tratara de evitar, por toclos los medios a su
alcance, la creaci6n de Ull capital Hcticio por parte de los Bancos nacionales, mediante cl uso de su propi;\
circulaci6n ficluciaria, 0 de cualesquiera otros medios artificiales; yen sus esfuerzos para conseguirlo confia
poder contar con la cooperaci6n de todos los Bancos bien dirigidos.
Pcrsiga un negocio bancario dirccto, honesto y Icgitimo. No deje que la perspectiva de grandcs beneficios
le tiente a hacer nada que no este permitido por la Ley de Moneda Nacional. Los esplendidos financieros,
en cl mundo cle la Banca, son gencralmentc 0 farsantes 0 truhanes.

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