miércoles, 15 de diciembre de 2010

No me gustan las rebajas en diciembre

Solían gustarme mucho las rebajas. Un momento del año en el que era posible adquirir cosas bonitas a unos precios estupendos, con la sensación (supongo que errónea) de que estaba adquiriendo un chollo y de que había hecho un negocio estupendo.

Ultimamente la palabra rebajas no me gusta.Viene asociada a cuestiones negativas. Que si rebajas en las prestaciones, que si rebajas en los salarios, incluso cuando veo que algunos comercios y tiendas, justo en la época más álgida cuelgan el cartel de rebajas, no experimento la alegría de antaño. Y no la experimento porque esas rebajas significan tiendas vacías en muchos casos y en otros, son la antesala del cierre. 

Y hablando de rebajas. Tengo la impresión de que el anuncio de Moody's de que pone en revisión el rating de España es la antesala de ... una rebaja!. Si nada lo remedia (el gobierno, por ejemplo, sería un candidato a tomar el toro por los cuernos) probablemente veremos caer el rating de la deuda soberana de España. Con todo lo que ello lleva consigo. Para empezar la carga de la deuda pública se hará más onerosa para todos. Tendremos que pagar más por el dinero que nos prestan y probablemente comprometeremos los ingresos del país durante más años. Y deuda pública atañe a la deuda del Estado pero también a la deuda de otros organismos públicos como Comunidades Autónomas. Pero... además se hará más cara la deuda de las empresas españolas, simplemente porque son españolas. Y... con todo lo que ello lleva consigo, ya que las empresas (las eléctricas nos brindan un estupendo ejemplo) tienen la costumbre de trasladar los costes a los consumidores (sí esos a los que le habían aplicado la rebaja antes, en sus salarios).Sombrío panorama el que nos espera.

Ya sé que estoy fallando a mi intento del lunes de sacar noticias alegres y positivas. Lo cierto es que traté de buscarlas, pero... lo he tenido difícil. Hasta hace unos meses el deporte nos permitía sacar pecho y alegrarnos. Ahora ni siquiera. Las dudas que se ciernen sobre la marca España también en el ámbito deportivo, son muy negativas y, sobre todo, nos dejan muy mal cuerpo a los que creíamos (y seguiremos creyendo por mucho que otros se empeñen) en los valores que encarna el deporte. ¿Será por eso por lo que el autoproclamado Ministro de Deportes (es decir, el Presidente del Gobierno) ya no sale ante las cámaras? ¿Habrán logrado los disgustos deportivos lo que no han logrado los económicos?

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