lunes, 19 de julio de 2010

Superstición


Siempre me han admirado esas personas que tienen una castaña de la suerte, que usan siempre el mismo boli para firmar cosas importantes o que usan la misma corbata en días decisivos porque les trae suerte. Personalmente no soy muy dada a las supersticiones. Me parece siempre que es buscar explicaciones azarosas a cuestiones cotidianas y que lo que hacen es aumentar los rituales pero no tienen por qué mejorar el producto final.

Y... hete aqui que voy a estar equivocada. La Universidad de Colonia ha publicado un estudio en la revista Psychological Science en el que se demuestra que las supersticiones funcionan. Parece ser que las supersticiones mejoran la autoconfianza y hacen que la gente rinda mejor en sus tareas. Contar con esa protección (ya venga de lo alto, de lo bajo o del medio) crea optimismo y las tareas se afrontan de forma más animosa y persistente.  Algo así como que si tenemos el triunfo más asegurado, nos esforzaremos más.

Si es cierto el estudio, benditas las supersticiones! Todo lo que refuerce nuestra autoconfianza (sin pasarnos, no sea que lleguemos a la prepotencia) es bienvenido. De lo que no habla el estudio es de las supersticiones negativas. Aquellas que nos hacen creer que tendremos un mal resultado, no lograremos nuestro objetivo, etc. Si tienen el mismo efecto que las positivas, es para echarse a temblar! Los investigadores prometen hacer un estudio similar respecto a las supersticiones negativas.Crucemos lso dedos a ver que resultados arroja.

Lo que parece claro para una no iniciada en la materia es que es muy importante el cuidado del "Yo". No me refiero al cuidado físico (hacer deporte, comer sano, etc) que también es importante, sino sobre todo al yo psicológico, espiritual, intangible o como quieran llamarlo. El poder de la mente es tremendo y quizá por eso las personas exitosas (las de verdad, no las de los pelotazos que en muchos casos desprenden un tufillo trileril) suelen mantener un equilibrio interior y cuidarlo. Sospecho que la verdadera fortaleza no viene ni de amuletos, ni de tréboles de la suerte ni nada por el estilo sino de nuestro yo interior. Y si es así ¿por qué nos cuesta tanto dedicar algo de tiempo a cuidarlo? Quizá porque los resultados no son inmediatamente visibles? Ahora bien, si esos amuletos, tréboles y demás parafernalia ayudan, siquiera momentáneamente a mejorar nuestra confianza, no seré yo quién los critique. Pero ojo (y aún sin conocer los resultados del otro estudio) con hacernos prisioneros de las supersticiones que operan a la inversa.

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