miércoles, 28 de julio de 2010

La sangría de la nueva emigración


Acabo de leer una noticia que me ha dejado triste y apenada. Según lo que he leído, la crisis, esta crisis que nos consume, ha obligado a más de 110.000 españoles a buscar empleo. Las cifras de residentes españoles en el extranjero han aumentado un 9,2% desde abril de 2008 hasta abril de 2010. Bueno, me dirán, los españoles seimpre hemos emigrado. Tan solo en épocas reecientes se invirtieron las tornas y no s convertimos en receptor neto de emigrantes.

Pues... es que esta vez es un poco diferente. En épocas pasadas emigraba gente de un perfil socio-económico por lo general bajo. Hoy no. El perfil medio del que busca empleo en el extranjero es un varón de entre 25 y 35 años, altamente cualificado y proveniente de las ramas de ingeniería, arquitectura e informática. Y.. ya no llega con los países vecinos para acogerlos (Francia, Italia, Alemania o Portugal) sino que los países escandinavos copan ya el 15% de la demanda.

Soy una firme defensora de la movilidad y de que la gente conozca otras culturas, otras formas de vida y de entender el trabajo. Creo que son la mejor manera para abrir mentes y evitar que la boina se nos enrosque hasta la nariz. Es el mejor antídoto contra el cerrilismo, las paletadas y las actitudes de "mirarse el ombligo". Pero... creo que aqui sucede otra cosa. Damos a nuestros ciudadanos una educación y, precisamente para esos para los que hemos procurado una mejor educación (con el consumo de recursos públicos y privados que conlleva) no encontramos ocupación. En los mejores años de su vida, cuando tienen más energía, ilusión, fuerza y preparación no les ofrecemos nada. Por desgracia conozco demasiados casos de investigadores (un abrazo a mi amiga Cristina), profesores, profesionales, músicos, etc. con una excelente formación internacional (pagada por instituciones españolas) que, cuando vienen con un CV impresionante bajo el brazo...porque quieren trabajar en España se encuentran con que o bien su CV ha sido tirado directamente a la papelera o bien lo máximo que obtienen es una beca de cuarta categoría en un departamento olvidado trabajando para personas que, en muchos casos no entienden ni siquiera lo que significa esa formación y experiencia. Y, claro, se van. Detengamos esta sangría!

Hablamos todos los días de mejorar la productividad, la competitividad, etc. Cuánto ganarían si supiésemos incorporar a las instituciones públicas y privadas a todos estos españoles que tienen formación, experiencia, ilusión, fuerza y contactos para sacar adelante el país. No les cerremos las puertas.  Que se vayan porque quieren formarse, por cuestiones personales, pero no porque les OBLIGAMOS directamente a irse!

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