domingo, 13 de diciembre de 2009

La vivienda, el cambio climático y... el jamón


Estos días andamos todos sensibilizados (aunque sólo sea por la insistencia de las noticias llegadas desde Copenhague) con el cambio climático. Hay que reducir las emisiones de CO2 y el consumo de energía como sea, por lo que parece, si queremos seguir disfrutando de nuestro planteta tal y como lo conocemos y lo vivimos. Las soluciones que se apuntan son muchas y muy variadas.


Lo cierto es que más del 40% de las emisiones de dióxido de carbono en los países desarrollados se derivan de la calefacción, la refrigeración y la dotación de energía de los edificios. Reducir el consumo de energía por estas causas es un gran avance. Según Financial Times reducir un 25% las emisiones de los edificios en el Reino Unido tendría el mismo impacto que eliminar todos los coches del país. Lo cual no es baladí. Algunas medidas apuntan a regular las temperaturas del interior de los edificios de una forma racional. Resulta absurdo pasar un calor atroz en invierno dentro de los establecimientos y casas, y luego, en verano, tener que llevarse rebequita y bufanda para poder tolerar los aires acondicionados. Pero hay más. Los británicos quieren que todas las nuevas casas y escuelas sean en 2016 "zero carbon", es decir, que no produzcan emisión alguna. Esto supone una revolución en el mundo de la construcción. No se trata de un nuevo conjunto de leyes y medidas reguladoras, sino que va más allá. Veremos nuevos materiales de construcicón, innovaciones en los sistemas de comunicación, calefacción y ventilación. Ello requerirá seguramente fuertes inversiones, con lo que existe el riesgo de que muchos pequeños promotores sean incapaces de hacerles frente, y se queden en la cuneta.

No obstante, en la mayoría de los países desarrollados, 2/3 de los edificios que estarán en pie en 2050 han sido ya construidos. Por lo que, parece que los objetivos de reducción de emisiones serán difícilmente alcanzables sino se acomete una remodelación de los mismos con arreglo a los nuevos estándares. Esta renovación podría suponer un revulsivo y una buena noticia para el hoy maltrecho mundo de la construcción. De modo que, con cambios nada desdeñables, desde luego, pero podremos seguramente ver un revival de la construcción. Buenas noticias? Veremos.

Hay otras ideas más peculiares. Sir Paul Mc Cartney nos propone que dejemos de comer carne de vacuno, al menos un día por semana. El ex beatle ha encontrado en las vacas una de las fuentes de emisión de CO2 más terribles. No dudo de la veracidad de los datos que maneja el músico, pero, que quieren que les diga, me extraña mucho pensar en las apacibles vaquitas como focos contaminantes de primera magnitud. Al oir la noticia se me puso la misma cara de asombro que veo en las vacas cuando levantan sus cabezas y me miran con esos ojos enormes y esos ademanes tranquilos, cuando paseo por los caminos de Galicia. De todos modos, reducir el consumo de carne, no nos vendrá mal ya sea por cuestiones ecológicas o por cuestiones de salud. Pero, lo cierto es que los atribulados ganaderos gallegos no deben estarle nada agradecidos a Sir Mc Cartney.

Y.... yo que no soy gran comedora de carne, pero que tengo mis debilidades, me pregunto y les pregunto ¿Ha dicho algo nuestro querido Beatle del consumo de carne de cerdo? Espero que no, y que no ponga en jaque uno de los placeres nacionales: el jamón. Sólo falta que ahora sean también los cerdos bombas contaminantes (lo cual, dicho sea de paso, cuadra más con el nombre que reciben los pobres gorrinos) y nos limiten el consumo de jamón, chorizo, chicharrones, lacón y otras delicias de la gastronomía patria. Por cierto, que como me ha advertido mi amigo Jaime, también existe una especie de burbuja en torno al jamón. Se trata de un producto cuya producción dura un tiempo largo y parece que en estos momentos existe una sobreoferta. No son pocos los que esperan, a costa de la previsible bajada de precios tras la campaña navideña, darse un homenaje jamonil en estas épocas de estrecheces y, de paso, ayudar a unos de los sectore sde la economía patria.

Pero volviendo al cambio climático, espero que en aras de la causa verde no nos dejen sin nuestros cocidos que, aparte de ser muy ricos y nutritivos, cumplen con una labor social importantísima al reunir en torno a una mesa a amigos y seres queridos. En lugares donde hace frío y donde el invierno no invita a salir, un cocido es siempre una buena excusa para reunir a los amigos. Así que, por favor, aunque sólo sea en aras de la convivencia pacífica, no nos priven de este placer gastronómico que es el cerdo y todas sus partes. Y... si algún ecologista de renombre amenaza con ello, pido por favor a alguna asociación de productores que, aprovechando la burbuja, le manden un buen jamón. Si lo prueban, seguro que encuentran alguna otra causa que abanderar antes que emprenderla con los pobres cerditos.

Que tengan una buena semana.

2 comentarios:

Lourdes dijo...

Hola Ana,
Te deseo muy buenas Navidades en compañia de familiares y amigos y TODO lo mejor para el 2010!! - he preferido este año utilizar tu blog, ya va siendo hora de utilizarlo!. Que sepas que el día que no recibo, pienso, le pasará algo a Anita?, ahora sé más de muchos temas, algunos cotidianos pero otros no tanto! - Desde el cuestionarse el Nobel de Obama, a qué pasa en Copenhague, pasando por el magnífico "death in the middle". Muchísimas gracias y sigue escribiendo!!!
Muy Feliz 2010 para tu y todos los tuyos
Bsos,
Lou

Ana J dijo...

Gracias a los que leéis mis reflexiones, sugerís temas, contradecís mis opiniones cuando no las compartís y me animáis a seguir escribiendo. Es una maravilla pensar que existen personas a las que interesan mis "comeduras de coco".
GRACIAS