sábado, 28 de marzo de 2015

La energía cinética del Big Data

Todos sabemos la gran diferencia que existe entre datos e información. Los datos son la materia prima de la que obtenemos la información. Pero esta materia prima si no es aliñada con ordenación, análisis, inteligencia y estableciendo relaciones que permitan extraer conclusiones valiosas, sirve de poco.

Estamos en la era del Big Data. En nuestro mundo se producen, de forma consciente o inconsciente trillones de datos. Y, esta tendencia que los dispositivos móviles han hecho avanzar, se acelerará ( se está acelerando ya ) exponencialmente cuando el llamado internet de las cosas ( TIoT  por sus siglas en Inglés) cobre todo su apogeo ( se calcula que ya actualmente en el mundo la mitad de los datos son producidos por máquinas>.

Hasta hace bien poco almacenar, procesar y analizar datos resultaba complicado, lento y caro. De ahí que se recurriese a muestras estadísticamente representativas buscando encontrar relaciones lógicas de causa- efecto que permitiesen explicar ciertos fenómenos. Con el BigData ya no es así. Almacenar, procesar y analizar datos es muy asequible. Ya no es necesario recurrir a muestras sino que podemos tratar de encontrar sentido. Al ser así,  importa el qué "si la variable A se ve alterada, qué cabe esperar en la variable B" sin necesidad de encontrar una explicación logica para ello. Importa el qué, no el por qué.

Esto supone un cambio radical en la forma en como se tratan los datos. Datos que podríamos considear como la energía potencial de la que hablan los físicos. Esa energía que depende de la posición ( la altura ) de un cuerpo y de su masa. Es la energía "durmiente". Por contra la energía cinetica es aquella que se debe al movimiento de los cuerpos. La energía mecánica es la suma de energía potencial mas energía cinética. Si una aumenta, debe descender la otra. Y viceversa. Los datos, como digo, sreían esa energía potencial que, una vez que se ponen en movimiento ( se usan) adquieren energía cinetica.

Siguiendo con la física, seguro que recuerdan aquello de " la energía no se crea ni se destruye, únicamente se transforma", lo que implica que el nivel de energía del mundo es finito. Con la información, y máximo en esta era de Big Data, no sucede lo mismo. Los mismos datos pueden usarse de distintas maneras y multiplicar la información que genera.

Primero, pueden reutilizarse. Cuando hacemos una búsqueda en internet, nuestro propósito fundamental es encontrar la información que buscamos. Ahora bien, búsquedas pasadas pueden ser muy útiles a las empresas a la hora de aprender de nuestras preferencias y hacernos sugerencias más afinadas que incrementen la probabilidad de compra. Estoy segura de que todos ustedes han recibido sugerencias de empresas de viaje o Amazon basadas en búsquedas anteriores. Las posibilidades son infinitas y solo dependen de la imaginacion y la capacidad del ser humano para encontrarles utilidad.

Segundo, puede despertarse el valor de datos "durmientes" combinándolos con otros. El análisis de la procedencia geográfica de determinadas búsquedas en internet, en combinación con los registros médicos ( generalmente un par de semanas posteriores) demostró que los lugares donde se producían determinadas búsquedas en cantidades elevadas, semanas después tenian altos niveles de gripe aviar. Esto ayudó en 2009 a predecir dónde nectarina los siguientes focos de la infección. 

Tercero, muchos de los datos son "extensibles".  Los mismos datos pueden ser usados para diferentes propósitos. Las cámaras de vigilancia de las tiendas son usadas para detener a los amigos de lo ajeno, pero sus datos son usados también para analizar los flujos de los clientes dentro del establecimiento y, usar, en consecuencia, la colocación de productos más idónea. 

Como ven la "energía cinética" que desprenden los datos es enorme, casi infinita me atrevería a decir. Su uso adecuado abre un sinfín de posibilidades en un mundo que yo encuentro cada vez más enérgico! 

miércoles, 4 de marzo de 2015

El tamaño importa... especialmente en la industria.

La competitividad de las empresas es un tema de actualidad. Dicen que la crisis nos ha obligado (como el hambre con las personas) a ser más competitivos, eliminando grasas y dotándonos de mayor agilidad y capacidad de reacción. Parte de esta competitividad se ha logrado gracias a la contención de precios y, en especial, a la ayuda que han brindado a un país energéticamente dependiente los bajos precios del petróleo. Y ¿ahora qué? ¿Cómo vamos a mantener estos niveles de competitividad ?

Está demostrado (delirios de grandeza puntuales al margen) que en general las empresas que mejor han sobrellevado la crisis son las grandes empresas. Son las mejor preparadas para exportar, para crecer, para soportar reveses financieros. Y, además son más competitivas, como así ha señalado @lugaricano en diversas ocasiones. A igual tamaño, las empresas españolas son tan competitivas como cualquiera (diviértanse leyendo Los de la Champion y los demás) pero el problema está en que pocas alcanzan alcanzan el tamaño adecuado.

Las medianas empresas (aquellas que tienen 50-250 empleados y 10-50M€ de ingresos) no abundan en España. Apenas el 0,7% del total, muy por debajo de la media de la UE (1,1%) o del 2,7% de Alemania. Con todo, su protagonismo en la economía es grande. Generan el 37% el empleo, frente al 14% del empleo que generan el 2% de medianas empresas británicas. Como dice @lugaricano tenemos dos ligas muy diferentes en España.  Los estudios indican que si España tuviese la composición empresarial de Alemania, la productividad agregada sería un 13% superior a la actual.

Figúrense, lo que sería. Creo que como país tenemos el reto de generar las condiciones para que nuestras empresas puedan crecer y competir en la arena internacional con una buena equipación y libres de ataduras que puedan lastrar su agilidad. Está bien animar a la gente a emprender, pero quizá sea tan efectivo o más ayudar, impulsar y acompañar a empresas que ya cuentan con un modelo de negocio probado, con un equipo adecuado y que conocen el mercado al que se enfrentan.

Y.... profundizando algo más, diría que la prioridad deben ser las empresas industriales. Como indica un informe elaborado por The Boston Consulting Group  el empleo generado por las empresas industriales es de mayor calidad y más estable que el del resto de sectores. Además, en general sus trabajadores cuentan con un mayor nivel de cualificación. A ello hay que unir el efecto multiplicador de la actividad industrial. Según un estudio elaborado por el Gobierno de EE.UU., cada dólar de PIB industrial genera 1,24  dólares de actividad económica agregada. Por último, y no menos importante, en general la actividad industrial suele permanecer en un lugar durante mayor tiempo ( no es tan fácil para una fábrica levantar el vuelo como lo es para otras actividades).

Sin embargo, el peso del sector industrial ha descendido en los últimos año . En el año 2009, la contribución del sector industrial (incluida la energía) al PIB español descendió hasta un 14,4%, marcando su mínimo histórico. Si bien posteriormente ha habido una recuperación y la industria ha logrado crecer a tasas del 3%, y recuperar niveles de contribución al PIB similares al momento anterior a la crisis. Aún así en 2012, la contribución de la industria al PIB de España fue del 15,9%, muy por debajo del 18,8% alcanzado en el año 2000.

Urge pues también generar actividad económica industrial en el país. Necesitamos contar con industrias e industrias de mayor tamaño que generen empleos de calidad (formación, estabilidad, condiciones laborales) en nuestro país. Empleos que resulten atractivos a nuestros jóvenes y que eviten la sangría migratoria. Empleos, en definitiva, que ayuden a fijar población y que permitan florecer todo el esfuerzo que colectivamente (usted y yo también!)  hemos realizado en educación.

¡Ojalá las cuestiones relacionadas con el peso de las empresas industriales (por sector y tamaño) ocupe el lugar importante que se merece en las agendas de los responsables públicos!